Sinopsis oficial
En un intento desesperado por alcanzar Europa y agazapados ante una pista de aterrizaje en Camerún, un niño de seis años y su hermana mayor esperan para colarse en las bodegas de un avión. No demasiado lejos, un activista medioambiental contempla la terrible imagen de un elefante, muerto y sin colmillos. No solo tiene que luchar contra la caza furtiva, sino que también tendrá que reencontrarse con los problemas de su hija recién llegada de España. Miles de kilómetros al norte, en Melilla, un grupo de guardias civiles se prepara para enfrentarse a la furibunda muchedumbre de subsaharianos que ha iniciado el asalto a la valla. Tres historias unidas por un tema central, en las que ninguno de sus protagonistas sabe que sus destinos están condenados a cruzarse y que sus vidas ya no volverán a ser las misma
La crítica -
Por Juana Samanes
La tragedia de la inmigración ilegal, y las dramáticas experiencias reales que conlleva, inspiraron al director Salvador Calvo (Los últimos de Filipinas) para dirigir tres historias paralelas, que se entrecruzan en algún momento, y transcurren en África. La principal está protagonizada por un niño llamado Adú quien, tras el asesinato de su madre, comienza un largo periplo hacia Europa acompañado de su hermana. Muy emotiva en algunos momentos, no aporta información dramática que no conozcamos o imaginemos, pero que cala en el espectador porque los abusos que se cometen contra menores siempre impresionan. El niño de 6 años que interpreta a Adú, Moustapha Oumarou, tiene una mirada que desarma, los responsables de casting de la película lo descubrieron en las calles de Benin.
La otra subtrama que tiene relación con la inmigración, aborda el tema de la valla fronteriza de Melilla y las situaciones extremas a las que se han llegado con su asalto masivo. Aquí el desarrollo no es “fino”, optando el relato por la vía maniquea y posicionándose a favor de los inmigrantes creando la figura de un guardia civil ingenuo frente a otro despiadado, que puede crear polémica, al trascribirse el discurso de forma simplista, algo que no parece aconsejable ante un problema tan grave.
Finalmente, como contraposición a estas situaciones verdaderamente dramáticas, se describen los problemas que nos afectan a los ciudadanos del Primer Mundo, representados por un hombre, que posee una ONG en África, y su hija, una adolescente que va a visitarle y a quien lo que pasa a su alrededor parece importarle poco, tan solo preocupada de los desencuentros emocionales con su progenitor. Anna Castillo y Luis Tosar bordan su trabajo, pero su conflicto emocional no acaba llega.
Salvador Calvo, fogueado en el mundo televisivo (ha sido director de infinidad de series), ha rodado una película de denuncia con imágenes potentes, con una fotografía bellísima pero que, como mencionábamos antes, al tratar asuntos humanitarios y sociales de calado cae en el error de criminalizar a aquellos que, debido a su profesión, les toca bailar con la más fea: en este caso, impedir la entrada a todos aquellos quieren entrar de forma ilegal en Europa saltándose las fronteras españolas.