La derrota del 'jogo bonito' en Sarriá

C. de la Blanca (SPC)
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Éder ejecuta un balón parado en el encuentro. - Foto: EFE

El estadio de Sarriá (Barcelona) es recordado por haber sido, durante varios años, el feudo del Espanyol. Sin embargo, a ese campo le rodea un aura de misticismo que se quedó impregnada en él tras el Mundial de 1982. Quizá la mejor selección de la historia que no se llevó el título fue frenada en su césped por Italia. La Brasil de Sócrates, Falcao, Junior, Zico y compañía y su 'jogo bonito' hizo su última aparición en Sarriá, en el último encuentro de la segunda fase de grupos del torneo.

La 'Canarinha' había arrasado en la primera ronda con triunfos ante la Unión Soviética, Escocia y Nueva Zelanda. En todas sus actuaciones, aquel combinado de leyenda dirigido por Tele Santana, mostró un juego preciosista, estético y que encandiló al público.

Argentina, que por entonces aún era vigente campeona, sufrió una clara derrota de su rival tres días antes de que la 'verdeamarelha' se midiera a la 'Azzurra'.

Con las dos selecciones empatadas a un triunfo, el duelo entre ambas se convirtió en una especie de cuartos, ya que quien ganara se llevaba el pase a semifinales. A Brasil le bastaba con empatar al tener una diferencia de goles superior, pero la esencia de aquel equipo estaba en el ataque y en el espectáculo y no iban a cambiar para amarrar el billete a la siguiente fase. 

Quizá, el bloque de Tele Santana fue víctima de su propio estilo de juego, pero lo cierto es que nunca pudieron ir por delante en el choque contra Italia. Paolo Rossi inauguró el marcador y puso en ventaja a su combinado después de que Sócrates igualara. 

Histórico. En la segunda parte, Falcao convirtió un 2-2 con el que la Canarinha era semifinalista, pero esta continuó atacando y Rossi los castigó otra vez, completando un 'hat-trick' histórico.

Los hombres de Enzo Bearzot triunfaron y cantaron victoria en la final, mientras que las calles de Barcelona se inundaron de un reguero de aficionados brasileños que inundaron la ciudad de lágrimas tras la derrota de su selección.