El festival Flamenco On Fire se despidió este domingo de Pamplona en una última jornada muy especial con dos citas que han colgado el cartel de "no hay billetes", la vuelta del ciclo nocturno "Tablao on Fire" después de dos años y la celebración de las últimas actuaciones en patios y balcones.
Durante cinco días el flamenco se ha convertido en el centro de atención de los navarros y visitantes, muchos de los cuales se han acercado a las diferentes salas y teatros que han sido sede de numerosas actuaciones y otros han salido a las calles y casi sin darse cuenta han acabado levantando la cabeza y mirando hacia algún balcón que hacía de escenario para los artistas.
Flamenco On Fire se despide de Navarra con un cierre estelar
Israel Fernández et Diego del Morao fueron los encargados de poner el broche de oro en Baluarte con "Ópera flamenca", ejecutaron piezas de La Niña de los Peines, El Carbonerillo, Cojo de Málaga, Rafael Farina y Pepe Marchena, entre otros maestros de la música flamenca en la época dorada de los años 20 y 30.
Israel Fernández, una figura de enorme proyección que ha traspasado las fronteras del flamenco para convertirse en un artista consolidado en la escena musical española, mostró, además de su amplísimo registro, sensibilidad y conocimiento, sus dotes al piano en una puesta en escena sobria que la crítica ha catalogado como "sublime" en su presentación en otros marcos.
La banda Derby Motoreta's Burrito Kachimba colgaron en la sala Zentral el cartel de "No hay billetes", los sevillanos, que beben del rock andaluz y anglosajón, el folclore y el flamenco, entre otros géneros, implosionaron con un público absolutamente entregado ante la radicalidad de su sonido.
Otros que también hicieron "sold out" en la sala Zentral fueron Juana La del Pipa, Manuel Parrilla, el joven Purili y Antonio Moya, que protagonizaron la vuelta, después de dos años, de "Tablao on Fire", la clausura más íntima del festival.
Juana la del Pipa también actuó en el balcón del ayuntamiento junto a Manuel Parrilla e hicieron vibrar la plaza con una voz rota que cautivó a los aficionados igual que Rafael Jiménez y Claudio Villanueva en el Hotel La Perla en el que el sol no fue un impedimento para los cientos de curiosos que se acercaron a disfrutar de la actuación.
En Palacio Ezpeleta, primero el bailaor Torombo con un taller destinado a los más pequeños y después la utrerana Mari Peña junto a su marido, el guitarrista Antonio Moya, presumieron de ortodoxia y gozaron de un aforo que ocupó todas las localidades del patio.
En Baluarte, Lola Flores salió a la palestra de la mano de la investigadora Cristina Cruces, quien abordó esta figura en la que lleva años inmersa para desgajar su vertiente más desconocida, puso el énfasis en la palabra y, sobre todo, en el cuerpo de la genial artista jerezana.
Con esto se cerró la nueva edición del festival Flamenco On Fire que hizo que Pamplona se convirtiese en unos días en ciudad de cante, baile, música y arte flamenco que no dejó indiferente a nadie.