Durante estos meses de verano, TCM ofrece a sus espectadores una colección de películas en las que lo real cohabita y se funde de forma natural con la magia. Historias que hacen saltar por los aires las leyes de la lógica para diluirse en lo imaginario, creando situaciones extraordinarias y asombrosas.

En muchas ocasiones el cine recurre a la fantasía para adentrarse mejor en la vida cotidiana. En Big Fish, la película de Tim Burton, aparecen brujas, gigantes, dos hermanas siamesas y, por supuesto, el gran pez que da título a la película. Todos ellos son personajes que deambulan entre la realidad y la ilusión, creando una bella historia en la que la imaginación es el principal ingrediente para contar el reencuentro entre un padre y un hijo que, a lo largo de sus vidas, nunca han llegado a comprenderse.

En Cómo ser John Malkovich de Spike Jonze, John Cusack interpreta a un artista de marionetas que un día descubre un pasadizo que conduce directamente a la mente de John Malkovich. Una premisa surrealista que a lo largo del metraje va mostrando una disparatada visión del mundo de Hollywood, de la fama y del ego que envuelve a las estrellas de cine.

Bestias del sur salvaje, dirigida en 2012 por Benth Zeitlin, está ambientada en las zonas pantanosas que forman los meandros del río Misisipi en su desembocadura, cerca de Nueva Orleans. Allí transcurre la vida de una niña de seis años, Hushpuppy, que va percibiendo cómo su entorno va poco a poco deteriorándose, poniendo en peligro la existencia de toda la zona. Una bella fábula simbólica que nos habla de la importancia de preservar la naturaleza y el medio ambiente.

Los hermanos Coen abordan en Barton Fink a un autor teatral que llega a Hollywood para escribir guiones de películas de lucha libre. Se instala en un hotel poco recomendable y tiene un vecino inquietante. Además, su inspiración como guionista está bloqueada y solamente se liberará cuando experimente una verdadera pesadilla que hará cambiar el curso de su vida.

En Los sueños de Akira Kurosawa, el maestro japonés muestra ocho pequeños cuentos que se van encadenando, formando un todo. Una especie de discurso onírico en el que va contando la relación de los hombres con el arte, la naturaleza, la vida en general y la muerte como punto de llegada, pero también de partida.

Y en Birdman, de Alejandro González Iñárritu, los espectadores podrán ver las peripecias de una antigua estrella de cine, que triunfó interpretando a superhéroes de tebeo, y que desea reconducir su carrera como actor de teatro.

Julio y agosto, por tanto, serán unos meses en los que el realismo mágico se adueñe de las pantallas de TCM. Películas para soñar, imaginar, especular y también para comprender mucho mejor la tierra que pisamos día a día.