El regreso de Valeria

Agencias
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Netflix estrena mañana la segunda temporada de la serie basada en las novelas de Elísabet Benavent, que vuelve a la plataforma con una dosis extra de realismo, en una apuesta más madura por hablar de los conflictos femeninos

Sin olvidar su tono edulcorado de comedia romántica y sus tramas en torno al amor y la amistad, Valeria regresa mañana a Netflix con una dosis extra de realismo y reivindicación, como una apuesta «más madura» por hablar de los conflictos de una generación de mujeres que piden dejar atrás estereotipos y estigmas. «Se habla de sororidad, de precariedad laboral, de cómo el amor tiene tantas formas de vivirlo… El espíritu Valeria es acercarse siempre a ser no solo verosímil, sino también realista», cuenta la escritora Elísabet Benavent.

Una serie como esta, añade, «lo que hace es poner el foco en muchas cosas: en la presión que tienen las mujeres por ser o no madres, en cómo se te va a mirar si tienes ganas de seguir escalando en el trabajo… Es esencial que la ficción ponga el foco para que entre en discusión en el mundo real».

En esta segunda temporada, la creadora del personaje interpretado en la ficción por la actriz Diana Gómez ha ejercido como productora ejecutiva y ha estado muy cerca de todo el proceso de creación con un objetivo claro: redirigir el argumento hacia la novela, ser más fiel al texto que le abrió las puertas para convertirse en una de las escritoras que más vende.

«Hay guiños literales, situaciones que se retoman del libro… cosas que quizás no se esperaban tras la primera temporada. Para mí es una temporada importante y creo que es mucho mejor que la primera», apunta la escritora.

La historia arranca unas semanas después del viaje de Valeria a Valencia, donde ha estado unas semanas para reflexionar tras la separación de su marido y el surgimiento de un nuevo amor en su vida, Víctor (Maxi Iglesias).

Al volver a Madrid, deberá enfrentarse a una decisión que podría marcar su futuro: esconderse tras un pseudónimo y vivir de su profesión o renunciar a la publicación de su novela y seguir exprimiendo el inagotable mundo de la precariedad y los contratos basura.

Todo ello rodeada de sus tres amigas inseparables: Lola, a la que da vida Silma López, Carmen, interpretada por Paula Malia, y Nerea, interpretada por Teresa Riott.

Y es que la amistad, cuenta la actriz Diana Gómez, sigue siendo «uno de los grandes valores» y pilares de la producción. Así, las cuatro viven juntas «los problemas a los que te enfrentas al llegar a los 30 y no tienes el trabajo que esperabas, o cuando estás bien en un ámbito, pero no en otro…».

Cada una representa una carencia o conflicto que viven los treintañeros hoy en día. Carmen, quien ejemplifica la «lucha entre el trabajo y el amor», «reflejaría la dicotomía entre lo alternativo que es ahora el amor romántico. Estamos acostumbrados a cosas de usar y tirar y alguien que quiera el para siempre jamás es muy raro y alternativo. Y, si llega, ¿Cómo combinarlo con ser una mujer con éxito laboral», apunta Paula Malia.

Lola, por su parte, es alguien que «explora el satisfacer el placer femenino, lo que a ella le apetece en cada momento sin que eso tenga que estar estigmatizado», explica Silma López. Pero alguien que vive uno de esos momentos en «el que dices que está todo bien y no quieres ver en que todo no está tan bien como te cuentas que está».

Y Nerea, que «va a pasitos» en la dirección de conocerse a sí misma» y a su sexualidad, explica Teresa Riott. Un personaje que representa a la comunidad LGBTQ y que expresa la sensación de «cuando has estudiado lo que no te gusta y estás atascado. La serie ha dado un salto. Está madura, como nosotras, que estábamos adolescentes y ahora estamos en los 30», añade la actriz.