¿Peligra el sueño americano?

Agencias
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Biden alerta de que el país se juega sus libertades y la democracia en las legislativas de hoy, pero la subida de la inflación pone en bandeja el triunfo a unos republicanos plegados a Trump

La popularidad del actual inquilino de la Casa Blanca ha caído en picado y el expresidente amenaza con anunciar su candidatura a los comicios de 2024 - Foto: Agencias

Demócratas y republicanos estadounidenses cerraron ayer una campaña electoral marcada por el devenir de la economía y con un principio fundacional en juego: la democracia, según los progresistas, o el sueño americano, en opinión de los conservadores.  

Estados Unidos vota hoy unas elecciones legislativas en un ambiente de crispación política, dificultades económicas y enfrentamientos sobre las libertades individuales; comicios que decidirán la composición del Congreso durante los dos últimos años de este mandato de Joe Biden, el futuro margen de maniobra de su administración y, ya entre líneas, se convertirán en un referéndum sobre la figura del mandatario y sus primeros 24 meses en el cargo.

La inflación ha dominado gran parte del debate durante la campaña electoral y se ha convertido en el gran instrumento de los republicanos para crecer en las encuestas, donde el triunfo de los conservadores parece garantizado. Uno y otro partido afirman ser optimistas, aunque los sondeos inclinan la balanza cada vez más en favor de los republicanos: tienen un 54 por ciento de posibilidades de hacerse con el Senado y un 82 por ciento de ganar la Cámara de Representantes.

La subida de los precios en el país se acerca a máximos nunca vistos en 40 años y esa es la baza esgrimida por los republicanos, cada vez más plegados a Donald Trump.

Sin embargo, los demócratas alegan la necesidad de mantener su control del Poder Legislativo para evitar que sus detractores veten el derecho al aborto, la apuesta social más determinante del partido de Joe Biden. 

Pero, precisamente, el presidente sostiene que lo que se decide en esta cita va más allá, ya que, a su juicio, el país se juega «sus libertades y la democracia» en esta votación, en la que Trump -quien ha aprovechado la campaña para dejar entrever que pronto anunciará su candidatura a las presidenciales de 2024- clamó en su último mitin por una «ola gigante republicana» para «salvar el sueño americano».

Crispación y violencia

A pesar de medidas tan aplaudidas como las que han facilitado el descenso del paro (un 3,7 por ciento en octubre, próximo a mínimos nunca vistos en décadas) o la condonación parcial de la deuda universitaria, Biden llega a estos comicios con un índice de aprobación del 38 por ciento, idéntica a la calificación de aprobación de su predecesor en un punto similar de su Presidencia.

La aprobación del actual inquilino de la Casa Blanca es más baja que la de otros presidentes recientes en el período previo a su primera elección legislativa, como Ronald Reagan (42 por ciento) y Bill Clinton (41 por ciento) o Barack Obama (46 por ciento). Los tres perdieron terreno durante sus primeros dos años en el cargo.

El dominio de Trump en el Partido Republicano, impermeable a las acusaciones de instigar el asalto al Capitolio en enero de 2021 o a la investigación abierta por el FBI, redada incluida a su mansión de Mar-a-Lago, sobre la posible apropiación de documentos clasificados, son un ejemplo más que ponen los expertos sobre la crispación política que sigue dominando el país.

Poco o nada ha cambiado el ambiente político y el «hiperpartidismo» desde la llegada de Biden al poder, y cada acontecimiento no hace sino exacerbar esta fricción, ya sean las decisiones del conservador Supremo contra el aborto, la lucha contra la pandemia, la crisis económica derivada de la guerra de Ucrania, los procesos judiciales contra los participantes en la insurrección en el Capitolio o los ataques con armas de fuego contra los colegios. La tensión está servida.