Nervios e ilusión por recibir la Medalla de Oro de Navarra

Navarra Televisión
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Amaya Iriarte, una de las tres personas que este 3 de diciembre, Día de Navarra, recogerá la Medalla de Oro concedida por el Gobierno foral al personal sociosanitario por su trabajo durante la crisis del coronavirus. Advierte que "aún queda trabajo".

Nervios e ilusión por recibir la Medalla de Oro de Navarra

Sigue aquí la entrega de la Medalla de Oro de Navarra.

 

Junto a ella Carlos Ibero y Ana Ariztegui recogerán el reconocimiento del Gobierno de Navarra a más de 20.000 profesionales sanitarios y sociosanitarios por su trabajo durante la pandemia.

Amaya Iriarte no oculta en conversación con Efe que está “muy contenta” por haber recibido el premio y por haber sido elegida para recogerlo, y cree que en su residencia, Virgen de Jerusalén de Artajona, “ha habido mucha implicación y compromiso en la atención a personas”.

Iriarte reivindica el trabajo que se ha hecho en los últimos años en los centros residenciales para personas mayores “y que han ido dando su fruto” y que, al llegar la pandemia “han sido un añadido muy grande”.

Cree sin embargo que el trabajo en estos lugares está “olvidado, porque es un trabajo que se da al término de la vida, cuando ya no se vale y que es un trabajo sin más” pero considera fundamental estos cuidados por parte de estas cuidadoras sociosanitarias que, afirma, se convierten “en su familia”.

 

LLEVÓ EL COVID A CASA Y CONTAGIÓ A SU MARIDO

Además Iriarte fue una de las primeras personas en contraer el coronavirus. Lo hizo trabajando en la residencia de Artajona, lugar en el que murió “la primera mujer en una residencia de Navarra” cuando “aún no se sabía mucho de la evolución del virus”.

“A los dos días de morir la residente, le hicieron la autopsia y nos comunicaron que tenía coronavirus”, afirma. En ese momento algunos residentes más “tenían picos de fiebre” e Iriarte comenzó a sentir algunos efectos.

“Me lo llevé a casa y contagié a mi marido”, señala. Ella lo pasó sin dificultades, pero su marido estuvo ingresado durante 20 días en la UCI, en coma, y hubo veces en que tanto sus hijos como ella pensaron que no saldría de allí.

Ahora él se encuentra bien, “con algunas secuelas crónicas pero llevaderas y con ganas de volver al trabajo”, finaliza.

Un mensaje que se repite en sus compañeros sanitarios, Ana Ariztegui y Carlos Ibero, quienes inciden en que se necesita “parar el virus”. Ibero, médico coordinador de plantas covid en el Complejo Hospitalario de Navarra, cree que es importante dar el mensaje “de que lo más eficaz es prevenir, no contagiarse y evitar ponerse en situación de peligro”.

Alaba el trabajo en equipo “con una implicación personal muy fuerte, que se ve día a día también” y destaca el “componente humano que hace que haya que dar una especial dedicación” que, en tiempo de pandemia “ha sido más tangible”.

Señala que el trabajo en equipo ha sido clave en la lucha contra la covid-19, en el que “mucha gente colabora desde distintos estamentos, y todos se han volcado”.

“El objetivo y fin de todo el equipo ha sido salvar a cada paciente” y muestra su agradecimiento por el reconocimiento dado por el Gobierno de Navarra, al que acude en representación “de médicos y personal vinculado a la atención sanitaria, desde personal de mantenimiento, auxiliares, enfermería, medicina y celadores hasta adminisración, limpieza y gestión”.

Ana Ariztegui es enfermera y jefa del Servicio de Cuidados Asistenciales y Atención Domiciliaria en Atención Primaria, e igualmente agradece el reconocimiento.

Recuerda que cuando llegó la covid, en sus primeros días, se encontraban “ante un desconocimiento del virus y cómo iba a actuar”, pero trabajaron con determinación “y a atender con los medios de los que disponíamos, intentando sobre todo que falleciera el menor número de personas”.

Cree además que con este trabajo de intervención se ha podido comprobar “un valor que hay en el servicio sanitario, y es el valor humano” ante una situación “en la que se carecía de medios y conocimientos, pero con un factor humano que nos hizo seguir adelante”.

En estos meses, reconoce, ha habido “momentos de sensaciones muy fuertes y queríamos arrimar el hombro, como jornadas intensas donde nos veíamos desfallecidos, pensando si podríamos con ello y una inseguridad” que fue patente sobre todo “al inicio de la pandemia con la falta de EPI”.

Por último, alude al factor de “dique de contención” que ha generado la Atención Primaria y todos los pacientes “que han estado en seguimiento” a través de este sistema desde atención telefónica y domiciliaria.