Con 18 años dejó su Málaga natal para buscarse la vida en Madrid. «Me fui con tan solo 15.000 pesetas. Pero cuando el tren echó a andar supe perfectamente que yo ya era otro». Ese fue el primero de los muchos saltos hacia adelante que, a lo largo de su vida, ha dado Antonio Banderas. Saltos que nunca han sido fáciles. 

En la capital de España durmió en pensiones poco recomendables o en casas de amigos, e hizo todo tipo de trabajos, desde acomodador a eléctrico. Mientras tanto, se presentaba a todas las pruebas teatrales que podía. Un día, un joven director llamado Pedro Almodóvar le vio haciendo un pequeño papel en la obra La hija del aire y le ofreció un papel en su nueva película: Laberinto de pasiones. Fue el comienzo de una carrera que se ha prolongado ininterrumpidamente durante las últimas cuatro décadas.

El próximo 10 de agosto Antonio Banderas cumple 60 años y TCM quiere felicitarle emitiendo todos los lunes del mes algunas de sus películas. Títulos que abarcan varias etapas de su carrera, como La ley del deseo, Philadelphia, Entrevista con el vampiro o Ruby Sparks. Una programación que se completará con varios espacios de producción propia.

En la década de los 80 el malagueño se convirtió en uno de los actores más solicitados e importantes del cine español. Trabajó, por ejemplo, con Carlos Saura en Los Zancos, con Montxo Armendáriz en 27 horas y fue el protagonista habitual de las películas de Pedro Almodóvar. Pero, entonces, decidió de nuevo dar otro salto mortal, un más difícil todavía, marchándose a Estados Unidos para empezar casi nuevamente de cero.

«Recuerdo que cuando llegué a Nueva York me daba vergüenza llamar al servicio de habitaciones del hotel porque no les entendía. Abajo había una pequeña tienda con un empleado que se llamaba Rodríguez e iba allí para comprarme unos sandwichs que comía solo en la habitación». 

Los reyes del Mambo fue su primer largometraje americano. Luego hizo películas de acción, thrillers, comedias románticas… Rodó filmes de gran presupuesto, como La máscara del Zorro, y otros más modestos, como Desperado, a las órdenes de Robert Rodríguez. Ha dejado su sello incluso en el mundo de la animación prestando su voz a El gato con botas.

Los muchos éxitos y el gran impacto que logró en los años 90 le permitieron la libertad suficiente como para escoger y liderar sus propios proyectos. Triunfó en Broadway con el musical Nine y comenzó su carrera como director con Locos en Alabama. Su segunda película detrás de las cámaras, El camino de los ingleses, le dejó un sabor agridulce. Dulce por lograr poner en pie ese proyecto tan personal en su Málaga natal, y agrio porque la película no acabó teniendo el éxito que deseaba.

Pero, pese a los traspiés, Antonio Banderas no se ha dado nunca por vencido. Ha producido películas de ciencia ficción, como Autómata, o de animación como Justin y la espada del valor. Volvió a ponerse a las órdenes de Pedro Almodóvar en La piel que habito; recibió el Goya de Honor; comenzó un negocio relacionado con la moda y continuó rodando películas sin parar. Sin embargo, su frenética actividad le pasó factura. En enero de 2017 sufrió un ataque al corazón. Una seria advertencia que le hizo levantar el pie del acelerador, pero nunca detenerse por completo.

Desde el punto de vista profesional, 2020 no pudo arrancar mejor para el andaluz. Fue candidato a los Globos de Oro y a los Oscar y ganó el Goya al mejor actor por su papel en Dolor y gloria, también de Pedro Almodóvar, por la que ya había conseguido el premio al mejor actor en el Festival de Cannes de 2019. Además, su teatro malagueño del Soho, uno de sus grandes sueños, tenía las entradas prácticamente agotadas a diario con la representación de A Chorus Line y preparaba una gira por otras ciudades de España.

Desgraciadamente, la crisis del coronavirus le obligó a hacer un alto en su trabajo. Pero sabiendo cómo vive el protagonista de La leyenda del Zorro, nadie duda de que pronto regresará a los escenarios y de que volverá a ponerse delante de las cámaras con más ganas y fuerzas si cabe. De momento, ya ha anunciado que producirá y presentará la próxima ceremonia de los Goya desde su teatro en Málaga. Será un nuevo salto hacia delante, pero no el último. Al fin y al cabo, tan solo cumple 60 años. Y TCM lo va a celebrar por todo lo alto. Como él se merece.