Un sistema flexible

C. de la Blanca (SPC)
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Xavi Hernández se reivindica con un primer título que se fraguó desde la pizarra

El entrenador egarense protesta una acción desde el área técnica en la final ante el cuadro merengue. / - Foto: Juan Carlos Cárdenas (EFE)

El primer título de la 'era Xavi' en el banquillo azulgrana y tras la salida de Leo Messi del Barcelona se fraguó desde la pizarra, con un Xavi Hernández que le ganó la partida a su homólogo en el banquillo del Real Madrid, Carlo Ancelotti, con la inclusión en el once inicial de un cuarto centrocampista y con el sello vistoso del 'estilo Barça'. 

Hay innumerables formas de jugar al fútbol, pero tener el balón y someter al contrario a través del dominio de la pelota siempre será un camino más cercano al éxito que renunciar a la posesión.

Igualmente, la tipología de juego que sublimó el Barça con Pep Guardiola a los mandos también puede (y debe) tener matices, según la materia prima de la que disponga el entrenador de turno.

Xavi lo demostró en la final de la Supercopa. El 'estilo Barça' no está anclado a un dibujo, sino a una forma de entender el fútbol en sus cuatro aspectos clave: el ataque, la defensa, las transiciones y la presión. De esta forma, el 4-3-3 no es el único esquema para llevar a cabo ese sello de identidad que con tanto mimo se trabaja desde hace años en La Masía.

Incluir un cuarto volante le había salido bien al técnico egarense en un duelo crucial en LaLiga contra el Atlético en el Metropolitano. El cuadro azulgrana ganó, pero no convenció porque, tras marcar, se echó atrás y pudo acabar pagándolo caro.

Sin embargo, el preparador de Tarrasa vio a su equipo competir, lo demás solo quedaba al amparo del tiempo y del trabajo mental para evitar esa tendencia defensiva tras anotar un gol.

Así pues, contra el Real Madrid, en ese plebiscito particular en el que se había convertido el encuentro de Riad, Xavi sacó la pizarra y ganó la partida en todas y cada una de las parcelas del terreno de juego.

Renunció a un atacante por el costado izquierda para alinear un centrocampista más que le otorgara más poso, dominio y solidez en transición defensiva, para que Sergio Busquets estuviese más arropado. Pero engañó a todos con un Gavi al que alejó de la medular y lo colocó como falso extremo izquierdo. Sin ser un jugador netamente ofensivo, el andaluz se 'llevó de paseo' constantemente a Dani Carvajal, a la vez que intuyó siempre dónde estaba el peligro con innumerables desmarques entre lateral y central que, a la postre, le dieron la posibilidad de repartir dos asistencias de gol.

Asimetría

En Arabia Saudí, el clásico 4-3-3 que siempre había ido de la mano con el 'estilo Barça' desapareció, pero no para convertirse en un 4-4-2, algo que los más fieles seguidores de la idea futbolística del conjunto catalán repudian a más no poder, sino que el fútbol lo bordó el equipo de Xavi gracias a un sistema flexible, asimétrico en las bandas.

Mientras que en la izquierda la labor de extremo al uso cayó en un Alejandro Balde que sigue elevando el techo de lo que se puede esperar de él, en la derecha la misión de estirar al equipo y desbordar fue para Ousmane Dembélé. A su vez, por detrás del francés se ubicó un Ronald Araújo que tuvo un rol de vigilar constantemente a Vinícius.

Ese golpe de pizarra confundió por completo a los zagueros del Real Madrid, desbordados al no poder seguir las marcas de forma natural y sorprendidos por un planteamiento inesperado.

Xavi reflexionó y recordó que el Barcelona funcionó a las 1.000 maravillas en el pasado con dos pivotes de control y un jugador creativo escorado a la banda. Andrés Iniesta fue el mejor de los centrocampistas partiendo desde la izquierda en muchas ocasiones. El pasado domingo lo fue Gavi.

En el sesudo debate de nomenclaturas tacticistas, el entrenador culé demostró que todo es combinable, que al fútbol se puede jugar de muchas formas y que al sello del 'estilo Barça' no se renuncia con cuatro centrocampistas en el campo.