Francia, la eterna rivalidad

Diego Izco (SPC)
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Alonso-Ocon-Alpine, el penúltimo encontronazo de una historia plagada de choques entre vecinos

Compartir 430 kilómetros de frontera da para muchas batallas y envidias. La historia lo demuestra… y el deporte también: los encontronazos entre Francia y España han sido cada vez más fieros. 

El último de ellos, el vivido entre Fernando Alonso ante su propia escudería (Alpine) y su piloto 'protegido', Esteban Ocon. Si durante el último Gran Premio de Hungría el galo hizo una defensa de posición indigna frente a un compañero, la bomba estalló esta semana en 'chez-Renault' cuando el asturiano anunció que en 2023 correrá para Aston Martin. 

Los franceses daban por hecha su renovación... a pesar de que su comportamiento ha sido indigno casi desde el principio: el ovetense tenía varias ofertas para regresar a la Fórmula Uno, pero se decantó por la de Alpine porque le dijeron que el proyecto ('El Plan') le garantizaría un coche ganador en dos años. En Francia ya han construido el relato: lo de Alonso es «alta traición». Otro choque más entre vecinos que se suma a una lista moderna e intensa. 

Induráin

Puede que 'todo' empezase con 'Miguelón'. Hasta los años 90 hubo escarceos (cómo olvidar la final de la Eurocopa 1984 y el gol de Platini a Arconada), pero la grandeza del navarro en el Tour fue difícil de aguantar para la afición local. Miguel Induráin fue testigo directo en 1989 del hundimiento de los dos últimos campeones galos (Hinault y Fignon), y cuando dio el paso hacia la gloria, tuvo que aguantar los ninguneos de la prensa del país vecino y de los forofos, que animaron sin descanso a todos sus adversarios (Chiappucci, Bugno, Pantani…) e incluso celebraron como un triunfo propio que el de Villava perdiese el sexto a manos de Bjarne Riis. 

Nadal

Algo similar sucedió durante varios años con Rafa Nadal en Roland Garros. Antes de convertirse en una deidad a base de victorias (14 en 14 finales), el público parisino criticaba 'in situ' los gemidos, los gestos y la insolencia ganadora de aquel joven español. Una anécdota explica lo que la afición francesa ha tenido que 'tragar' con el balear: dos tenistas galos como Tsonga y Monfils recordaron cómo en la primera de sus únicas tres derrotas en París el público festejó a lo grande la victoria de Soderling (2009; las otras dos fueron ante Djokovic en 2015 y 2021). Aquel chico de apenas 22 años, que ya tenía cuatro Copas de los Mosqueteros en sus vitrinas, «estaba enfermo, con anginas, y nunca lo dijo», confesaron los jugadores franceses. Después 'aprendieron' a quererle con locura en la Philippe Chatrier. A la fuerza (la de los títulos). 

Por equipos

En los deportes de equipo ha habido más rivalidad y choques. El fútbol ha repartido más penurias que alegrías. A pesar de los cuartos de final de aquella Eurocopa mágica de 2012 (2-0, doblete de Xabi Alonso), las grandes citas cayeron dolorosamente del lado francés: aquella mencionada final de la Euro'84, el penalti fallado por Raúl en los cuartos de la Euro'2000, el 1-3 del Mundial'06 cuando íbamos «a jubilar» a Zidane y compañía… 

Los duelos en el baloncesto han marcado el siglo XXI. La generación dorada española domó a los Parker, Diaw, Batum, etcétera, con un último balance de 14 victorias frente a seis derrotas. En Francia todavía hablan de las 'semis' del Eurobasket 2013 (72-75) antes de lograr el primer título de su historia, pero en España nunca dejarán de sonar como bombas los 40 puntos de Pau Gasol en la misma cita en 2015 (con Francia como anfitriona).

Los duelos más fieros (y donde la moneda solía caer del lado no deseado) se han vivido en el balonmano. Durante casi una década, los Omeyer, Karabatic, Abalo, Gille, Dinart, Jerome Fernández y compañía (los 'Experts', el considerado mejor equipo de la historia) fueron una pesadilla para el combinado nacional: ganadores en la final del Europeo'06, vencedores por un gol en los cuartos de Londres'12, triunfadores en las semifinales del Europeo'15 y del Mundial'15… Una pesadilla que, actualmente, se llama Dinamarca. Pero esa es otra guerra mucho más allá de los Pirineos.