Así lo confirma un estudio encargado por el Instituto Navarro del Deporte (IND) para analizar las consecuencias que ha tenido el confinamiento decretado a causa de la COVID-19, que ha sido presentado por el director gerente del IND, Miguel Pozueta, y la directora técnica de la empresa encargada de su realización (Datalab Research), Arantza Magunagoitia.

Según este estudio, el 69,4 % de las personas que practicaban deporte antes del estado de alarma más de una vez por semana continuaron haciéndolo durante el confinamiento, un seguimiento que fue mayor entre los hombres (73,2%) que entre las mujeres (65,5%).

Entre los deportistas federados la tasa de seguimiento en la actividad deportiva fue similar a la de la población general (73,5 %), creciendo hasta el 91,1 % en el caso de los deportistas de alto rendimiento y el 95,2 % en los de alto nivel.

Un 14 % de los aficionados al deporte consultados han considerado que su estado de salud general ha empeorado durante el periodo de confinamiento, un porcentaje que se incrementa hasta el 26 % en el caso de deportistas de alto nivel y hasta el 20 % en deportistas federados, mientras que entre los deportistas en edad escolar han tenido esta percepción el 8 %.

Entre la población general las principales consecuencias en la calidad de su práctica deportiva ha sido el aumento de peso, al que han aludido el 32,4 %, y la pérdida de resistencia, que han apreciado un 6 %, mientras que entre los jóvenes en edad escolar la pérdida de resistencia es la principal consecuencia física del confinamiento (23,7 %) seguida del aumento de peso (21,7 %).

Solo el 12,9 % de los deportistas de alto nivel no han apreciado que el confinamiento le haya causado consecuencias negativas en su práctica deportiva, siendo las más presentes la disminución de fuerza, potencia o masa muscular (29,7 %) y la pérdida de resistencia (28,7 %), un problema este último al que han aludido el 41,7 % de los deportistas federados.

También ha tenido consecuencias el confinamiento en su salud mental y emocional, siendo la población general deportista la que ha mantenido con más frecuencia estados de ánimo de incertidumbre ante el futuro (35,8 %) y dificultad para desconectar de las preocupaciones (19,2 %).

Asimismo, el 40,6 % de los aficionados al deporte han asegurado que su calidad del sueño empeoró durante el confinamiento, algo que también han apreciado cuatro de cada diez deportistas de alto nivel y alto rendimiento, tres de cada cuatro deportistas federados y uno de cada cuatro deportistas en edad escolar.

A pesar de esta disminución en su calidad de vida, para quienes siguieron con sus rutinas de actividad física el deporte jugó un papel como elemento de desconexión y distracción para el 33,7 %, un elemento de relajación para combatir el estrés para el 16,5 % y un factor de motivación, mantenimiento de rutinas y disciplina para el 11,1 %.

En el aspecto económico, a un 36,7 % de la población general deportista le ha afectado económicamente la crisis por la COVID-19, una tasa ligeramente inferior en el caso de los deportistas alto nivel y alto rendimiento y que se reduce al 19,7 % en el caso de los federados.

Según ha indicado Magunagoitia, para la elaboración del estudio realizaron un total de 1.001 entrevistas telefónicas entre el 1 y el 16 de julio a deportistas de alto nivel y alto rendimiento (101), deportistas federados (300), población que practica deporte regularmente (300) y población en edad escolar que realiza deporte reglado (300).