A un día de que el refranero español se pronuncie con: Por San Blas la cigüeña verás, y si no la vieres: año de nieves y haga mirar al campanario para saber si ya han llegado o no, la Sociedad Española de Ornitología (SEO-Bird Life) tiene ya la vista puesta en 2024, cuando se propone responder a una pregunta que no tiene contestación científica desde hace dos décadas: ¿cuántas cigüeñas hay en España?
«El refrán ya no tiene sentido», confiesa el ornitólogo Blas Molina, uno de los responsables de SEO para movilizar a voluntarios y asociaciones que colaboran en la realización de este tipo de censos a nivel nacional, sin referencia en el caso de las cigüeñas desde 2004, cuando había en el país unas 33.000 parejas.
La crisis económica impidió actualizarlo en 2014, cuando resultó imposible reunir recursos suficientes para acometer este conteo de forma rigurosa, por lo que en ese año lo que SEO hizo fue una estimación con la información disponible en ese momento. A falta de ese dato riguroso, los ornitólogos calcularon que la evolución de la especie en España había sido positiva en esa década (2004-2014) al alcanzar las 42.000 parejas, alejándose así aún más del riesgo de desaparición que tiene su pariente más cercana, la cigüeña negra, con unas 386 parejas contabilizadas.
El reto ahora es comprobar de qué forma han afectado a la población de cigüeña blanca las principales amenazas que observa Molina: el cierre de muchos basureros, la pérdida de regadíos agrarios y la proliferación de la agricultura extensiva, con el uso masivo de químicos que acaban con la biodiversidad de la que se alimentan estas y otra fauna, como saltamontes y otros insectos.
Los expertos certifican que han desaparecido algunos núcleos donde habitualmente se reproducían en el territorio nacional, pero la sensación general que esperan constatar con el censo es que la población al menos se mantiene.
El responsable de la organización indica que, sin quitar valor a las creencias populares y sus refranes, lo realmente importante es lo que ocurra en el Sur, en el Estrecho de Gibraltar, especialmente si hay o no viento de levante, dado que se trata de aves planeadoras, es decir emplean un tipo de vuelo especial basado en el aprovechamiento de corrientes de aire ascendentes.
Además, la observación de los ornitólogos rebaja presión a la «fecha límite» del 3 de febrero, ya que «entre diciembre y enero casi todos los nidos» tienen parejas de inquilinos que empiezan su cortejo, con especial presencia en Castilla y León y Extremadura.
De Alemania y Suiza
Pero otro dato que es necesario tener en cuenta al analizar la presencia de las cigüeñas en el invierno español es que mientras las parejas más jóvenes -hasta los tres años- suelen emigrar al norte de África e incluso al sur del Sáhara, las adultas pueden acomodarse en zonas de regadío del sureste peninsular y convivir de este modo con los ejemplares «centroeuropeos».
En este sentido, Blas Molina detalla que está comprobada la presencia de aves procedentes de Alemania o Suiza, a las que les basta con descender a la Península para obtener una temperatura menos severa, por lo que estas pueden llevar a la idea equivocada de que son animales que, o bien no han emigrado, o bien ya han regresado.
En lo que también pide colaboración SEO-Bird Life es en evitar que la limpieza de nidos en templos y otros edificios se produzca precisamente en el momento en el que estas aves tienen crías, algo que ha generado numerosos problemas en los últimos años, según detalla Molina, quien solicita a los Ayuntamientos que programen esos trabajos para septiembre.