El ocaso de la líder aguerrida

G. F. (SPC)
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La proyección política de Mónica Oltra entra en vía muerta tras su forzada dimisión por encubrir supuestamente un caso de abusos

El ocaso de la líder aguerrida - Foto: Jorge Gil

«Imparables» fue el lema escogido en 2019 por Compromís en Valencia para su campaña electoral a las autonómicas. Afirmaba entonces su lideresa Mónica Oltra que, con ese plural tan cargado de resonancias, querían reivindicar que «la pequeña revolución iniciada en 2015 es ya imparable» al igual que los «avances sociales, el feminismo o los derechos LGTBI». 

Tres años atrás, una sonriente Oltra no imaginaba que su carrera política la iba a frenar en seco un asunto turbio: el caso de una menor tutelada que denunció a su ahora exmarido por abusos sexuales en el centro donde se encontraba. La dirigente de Compromís intentó esquivar toda implicación pero finalmente, la semana pasada, el Tribunal Superior de la Comunidad Valenciana decidió imputarla al apreciar indicios de que maniobró, junto con otros, para obstaculizar la investigación sobre su expareja o incluso para proteger su propia carrera política. Defendió siempre su inocencia y atribuyó su imputación a «una campaña de la ultraderecha» y también a un «ecosistema mediático». Sin embargo, la presión era tanta que estalló seis días después con su dimisión -bien es cierto que a regañadientes- como vicepresidenta del Gobierno valenciano y como diputada en el Parlamento regional. Fue un adiós agrio y cargando contra todo y contra todos.

Su salida por la puerta de atrás congela o más bien sepulta, la gran proyección política que se le atribuía. Para muchos, arranca el ocaso imparable de la lideresa aguerrida. Considerada como uno de los referentes de la izquierda, formó par te incluso de la famoso foto de familia de la plataforma política de Yolanda Díaz junto con Ada Colau, Mónica García, y Fátima Hamed.

Su partido asegura que volverá a ser su cabeza de cartel cuando demuestre su inocencia pero la sombra de la sospecha la llevará siempre. Y esa sombra siempre es alargada. 

Nacida en 1969 en Neuss (Alemania), Mónica Oltra se ha caracterizado en su trayectoria por ser una política combativa, de activismo y de gestos, que ha seguido manteniendo en toda su etapa de gestión, que comenzó en el primer Gobierno del Botànic, en junio de 2015, y que acabó el pasado martes, 21 de junio, siete años después de llegar al Ejecutivo autonómico.

La despedida de la vicepresidenta, portavoz del Consell y consellera de Igualdad y Políticas Inclusivas de sus cargos fue, al igual que toda su trayectoria, de alta intensidad: en una rueda de prensa sorpresa y a las puertas de celebrarse una ejecutiva de Compromís en la que se iba a debatir sobre su futuro. Hay quien sostiene que quiso adelantarse un minuto antes a la decisión que podían adoptar sus compañeros de apartarla.

Emocionada, Oltra dio sus explicaciones y defendió que se va con la «cara bien alta» y los «dientes bien apretados» (esto en tono de aviso) para «no comprometer el proyecto de cambio» que Valencia inició en 2015.

Muy curtida en todo tipo de batallas políticas, la causa judicial que afecta a esta abogada de profesión acabó finalmente con su dimisión -un extremo que ella personalmente no quería-, en una semana marcada por los resultados de las elecciones andaluzas y en la que miembros de la coalición destacados como el alcalde de Valencia, Joan Ribó o el diputado y portavoz en el Congreso, Joan Baldoví destacaron su trayectoria pero dejaron entrever, sobre todo en la última jornada, que las decisiones a adoptar debían de ser las mejores para la ciudadanía.

Oltra fue militante desde los 15 años en formaciones de izquierdas: primero con el Partido Comunista y después EUPV (Esquerra Unida del País Valenciano). Con esta formación, como parte de la Coalició Compromís (EUPV, Bloc, Izquierda Republicana y varias formaciones ecologistas) accedió a las Corts Valencianes en 2007. En este periodo, a mediados de 2008, fue expulsada de EUPV por conflictos internos y eso llevó, con el apoyo del Bloc, a echar a los miembros de EUPV de la coalición en Les Corts. 

En la siguiente legislatura, entre 2011-2015, volvió a la cámara autonómica como número dos de Compromís y se situó de portavoz adjunta de la formación. Tras un proceso de primarias, logró ser la candidata de la coalición a la Presidencia de la Generalitat.

Oltra se caracterizó por ser una política mediática que, en la oposición, fue vista como el «azote» del expresidente Francisco Camps (PP), con motivo de las causas judiciales en las que estuvo investigado, y para el que llegó a exhibir en un pleno la camiseta con su imagen y el lema Wanted alive (Se busca vivo). Una de las muchas camisetas reivindicativas por las que se le ha conocido tanto en Valencia como en el resto de España.

Abogada de profesión, es miembro de numerosos colectivos y asociaciones de derechos y su activismo y compromiso con la vida civil se ha reflejado en su participación en las protestas en el Cabanyal (donde incluso llegó a ser detenida), o en la denominada primavera valenciana.