Sumidos en la incertidumbre

EFE
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La erosión política, marcada por los populismos y el autoritarismo, y el desgaste social están impactando fuertemente en Latinoamérica, que se enfrenta a unos niveles de pobreza nunca vistos hasta ahora

Sumidos en la incertidumbre - Foto: RICARDO MORAES

Latinoamérica vive un momento de gran incertidumbre política a causa de la erosión de sus instituciones y el desgaste económico y social que ha supuesto la pandemia, situación que se ve agravada por la zozobra que causa la guerra en Ucrania y el desinterés de EEUU, más preocupado de sus problemas domésticos y del desafío de Rusia y China que de colaborar con la región.

América Latina y el Caribe han sido los territorios más vulnerable a la llegada del coronavirus. Aunque su población representa apenas el 8,4 por ciento del total global, la región concentra el 32,1 por ciento de las defunciones por la COVID-19. 

Como consecuencia de la prolongada crisis sanitaria y social, la pobreza ha alcanzado allí niveles sin precedentes, impactando fuertemente en la desigualdad y el empleo. Se han destruido 20 millones de puestos de trabajo, un tercio de la población vive en la pobreza y la tasa de indigencia aumentó del 13,1 por ciento en 2020 al 13,8 por ciento en 2021, lo cual representa un retroceso de 27 años, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

Pero la pandemia también ha servido de pretexto para que algunos gobernantes acaparen más poder y apliquen indebidamente el estado de excepción, régimen previsto constitucionalmente para situaciones especiales.

«Nuevos autoritarismos emergieron en sociedades impacientes, desconfiadas y fuertemente golpeadas por la emergencia sanitaria», señala la edición 2022 del índice Riesgo Político en América Latina, que elabora el Centro de Estudios Internacionales de la Universidad Católica (Ceiuc) de Chile.

América Latina se enfrenta a otro año complejo para la gobernanza, señala este documento. «Los niveles de incertidumbre, volatilidad, riesgo político y polarización se mantendrán altos» y, al mismo tiempo, seguirán presentes «el populismo, el sentimiento antiélite y el nativismo xenofóbico».

La mitad de los países muestran señales de erosión democrática, apunta también el informe Estado de la Democracia en las Américas 2021, del Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral (IDEA).

En tanto, el Latinobarómetro advierte que la mitad de los ciudadanos de la región están dispuestos a aceptar un Gobierno no democrático mientras sea capaz de resolver sus problemas.

«El panorama que presenta hoy en día América Latina desde el punto de vista de los valores democráticos y el respeto al estado de derecho es muy precario, incluso, desolador», declara el abogado chileno defensor de Derechos Humanos José Miguel Vivanco.

En su opinión, tres grandes tendencias desestabilizadoras se están consolidando en la región. «La primera es la noción de que basta ser elegido democráticamente para luego ejercer el poder y gobernar de un modo que puede ser perfectamente autoritario», explica.

Un segundo aspecto, aún más grave, según Vivanco, es el retroceso en la democracia electoral, con ejemplos como el del presidente brasileño, Jair Bolsonaro, que buscará la reelección en octubre próximo «y que está denunciando abiertamente un fraude si no gana», y los ataques a los órganos electorales por parte del mandatario mexicano, Andrés Manuel López Obrador. La mejor muestra de esta desestabilización institucional es lo ocurrido en Estados Unidos, «con un Donald Trump que hasta el día de hoy se niega a aceptar su derrota», con el argumento, «sin prueba alguna, de que fue víctima de un fraude».

Y un tercer elemento que contribuye a este desolador panorama, señala, «es la creciente presencia de los militares en actividades que son propias de las autoridades civiles. Nuevamente volvemos a los ejemplos de México y Brasil».

«El populismo es un estilo de hacer campaña e incluso de gobernar. Puede ser usado tanto por líderes de izquierda como de derecha. Se usa de forma distinta, pero no se puede hablar de populismo como una ideología de izquierda o de derecha», apunta el analista político Patricio Navia. Por eso, «dependiendo de qué definición se use, habrá quien considere populistas a Andrés Manuel López Obrador o a Jair Bolsonaro, y quien no», agrega.

«Más allá de la participación en elecciones y el cumplimiento de los ritos democráticos clásicos en casi todos los países de la región, hay un común denominador que cruza a todas las sociedades: la pérdida de credibilidad en la democracia y cuestionamiento profundo al sistema económico imperante», opina el académico y democrático chileno Fernando Reyes Matta.

Una oportunidad perdida

La decisión de la Casa Blanca de no invitar «bajo ningún concepto» a la IX Cumbre de las Américas al presidente venezolano, Nicolás Maduro, y al nicaragüense, Daniel Ortega, a pesar de las advertencias de boicot de México si estos países y Cuba son excluidos, constituye, a juicio del diplomático, la «oportunidad perdida de EEUU de haber colocado sobre la mesa una agenda con reales perspectivas de entendimiento hemisférico».

Según el índice del Centro de Estudios Internacionales de la Universidad Católica de Chile, en 2022 Latinoamérica afronta una crisis de expectativas porque «los Gobiernos han sido incapaces de adaptarse al cambio social y cultural de los últimos 20 años», a lo que se suman «mayores niveles de incertidumbre económicos y políticos por factores externos e internos que aumentan el riesgo» para la gobernanza.

Por eso, apunta Matta, EEUU habría mostrado un «sentido diplomático de futuro» si, en vez de haber optado por la exclusión, «hubiera convocado a los países del hemisferio a trabajar colectivamente para alcanzar las metas de desarrollo económico, social y medioambiental; erradicar la pobreza, y reducir la desigualdad».