En su auto, contra el que cabe recurso de apelación, la juez señala que las actuaciones practicadas hasta el momento apuntan a la existencia de indicios de delito por las grabaciones e imágenes obtenidas del momento de los hechos, las declaraciones de los agentes, de los miembros de la corporación municipal y de los dos testigos protegidos.

Sobre el supuesto golpe que el agente lesionado habría lanzado antes de recibir el propinado por el acusado, la juez destaca que "ni siquiera consta si ese supuesto manotazo impactó contra alguien, ni en qué contexto se produce" y además no impactó en el acusado, puesto que "nada ha manifestado al respecto ni tenía lesión".

Asimismo, agrega, no se ha presentado ninguna denuncia por el supuesto golpe, pero en todo caso "se trata de un hecho que no desvirtúa los indicios existentes" contra el procesado.

La juez indica que las diligencias practicadas hasta ahora permiten atribuirle un delito de desórdenes públicos y de atentado a la corporación municipal.

Además, subraya que, "teniendo en cuenta la motivación que puede existir tras ese ataque y que se desprende de los gritos y consignas que lo acompañaron", puede concurrir también un delito de odio o subsidiariamente una circunstancia agravante de odio. También considera que, al haber golpeado presuntamente al agente provocándole la rotura de los huesos propios de la nariz, puede concurrir un delito de lesiones.

No obstante, agrega, teniendo en cuenta el tiempo transcurrido y que han terminado las fiestas, "el riesgo de reiteración delictiva se ha visto debilitado" y la finalidad de evitar que el acusado pueda sustraerse a la acción de la justicia "puede obtenerse mediante otras medidas cautelares menos gravosas", por lo que le impone una fianza de 6.000 euros.

Igualmente, el acusado deberá entregar su pasaporte ante el Juzgado de Instrucción y se le prohíbe la salida del territorio nacional.