Adultos inmaduros

María Jesús Álava
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Cuando las personas se estancan en una adolescencia permanente en la que la asunción de responsabilidades es una quimera, conviene tener claros los límites para que su tiranía no se perpetúe

Seguro que todos conocemos a personas que, a pesar de su edad, viven en una permanente adolescencia. Este fenómeno está muy identificado desde la psicología. Son adultos que parecen no madurar, que se niegan a asumir sus responsabilidades y no sienten que se equivocan. Muy al contrario, piensan que es el resto del mundo quien se mueve en la ignorancia y quienes actúan de forma errónea.

Son personas que hacen muy difíciles las relaciones y la convivencia a cualquier nivel: personal, social, familiar, laboral…

    

El tipo de vida que tenemos, ¿propicia que haya muchas personas adultas que vivan en una permanente inmadurez?

En gran medida sí, aunque el medio en que vivimos puede ser muy contradictorio y, a pesar de que en general es muy exigente, muchas personas siguen protegiendo a numerosos adultos, y este hecho, en lugar de ayudarles a que asuman sus responsabilidades, propician que sus conductas de inmadurez se agudicen, incluso con el paso de los años.

 

¿Cuáles son las principales características que presentan las personas inmaduras?

- Falta de objetividad para analizar la realidad y ausencia total de autocrítica.

- Siempre intentan justificar sus actuaciones en base a las circunstancias o las personas que están alrededor.

- Cuando abandonan los estudios, los trabajos o los proyectos en los que se han metido, siempre son circunstancias ajenas las responsables de sus fracasos.

-Producto de su inmadurez, pueden adoptar una actitud prepotente, incluso déspota, que les aleja aún más de la realidad y hace que terminen siendo un suplicio para las personas que están a su alrededor.

En definitiva, las principales características serían inflexibilidad, irresponsabilidad, egoísmo, inmadurez y manipulación. 

 

¿Cómo podemos y debemos actuar con estas personas? 

- No cayendo en sus trampas y en sus manipulaciones. Para ello, les enfrentaremos a la cruda realidad, no dejaremos que sus excusas les sirvan de justificación y haremos que las consecuencias negativas de sus conductas recaigan sobre estas personas, no sobre quienes están alrededor.

- No nos dejaremos confundir ni engañar con sus excusas, no permitiremos que se crean sus propias mentiras… 

- En muchos casos necesitarán ayuda profesional, pero será habitual que la rechacen, porque no quieren asumir sus deberes. 

- Esas personas slo empiezan a reaccionar cuando ven que no les quedan opciones, que ya no les van a seguir protegiendo quienes les rodean y deben hacerse cargo de su vida.

 

A través de la educación: ¿cómo debemos actuar ante los primeros signos de tiranía e inmadurez?

Actuando de inmediato. Estas conductas suelen darse ya en las primeras edades, en niños y niñas menores de seis años, aunque a veces no se manifiestan hasta la preadolescencia. Se producen generalmente antes en el medio familiar que en el escolar, pero la mayoría de esas conductas problemáticas pasan inadvertidas, o no se les da la importancia que tienen en realidad. 

La Observación será nuestra principal herramienta de evaluación en las primeras edades. Estaremos muy atentos a las primeras manifestaciones en relación a la falta de interiorización de normas y la no asunción de responsabilidades.

En definitiva, conviene que actuemos con objetividad, que establezcamos una serie de pautas, de normas, de hábitos y de límites que favorezcan su desarrollo cuando son pequeños, pero también en la etapa adulta para que se sitúen, y se den cuenta que no vamos a dejar que sus conductas de manipulación o tiranía se perpetúen.

Recordemos que si les tratamos como niños, tengan la edad que tengan, no podemos esperar que actúen como adultos.