Aquel sorteo y todos sus pronósticos

Diego Izco (SPC)
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Las previsiones de que Madrid y Atlético iban a pasearse y que Sevilla y Barça sufrirían se cumplen a medias. Ancelotti alcanzó las 102 victorias en Champions, igualando a Alex Ferguson

El sorteo le puso una alfombra roja al campeón y la está pisando con una tranquilidad pasmosa, permitiéndose un pleno sin alardes ni un fútbol convincente, pero nueve puntos en la mochila. En la Champions no hace falta convencer, sino vencer. Un «como sea» que pocos encuentran: el sorteo le puso otra alfombra roja (quizás no tan cómoda) al Atlético de Madrid, que después de tres jornadas es colista y tiene tres puntos por aquel milagro de la primera jornada ante el Oporto. Ese mismo sorteo se encabritó para el Sevilla, que daba por perdido el doble duelo ante un City inalcanzable, aunque soñaba con hacerse fuerte ante el Dortmund… contando además con los seis puntos ante el Copenhague: solo cumplió con aquello de ser sometido por el City, porque los alemanes hicieron cuatro (y gracias) y de Dinamarca se extrajo un empate. Otros, como el Barça, sí han sido 'fieles' a los vaticinios del sorteo: probable derrota en el doble enfrentamiento ante el Bayern -el 'nuevo' Barcelona aún está rodándose en este arranque de temporada- y un mano a mano agónico ante el Inter de Milán: de momento, 1-0 para los italianos en el primer asalto. En definitiva, para el fútbol español, un dos de cuatro en presagios: por eso es tan difícil llevarse la quiniela. 

Los 36 remates. El Madrid hizo un 2-1 de esos que, con un poquito más de tino o fortuna, hubiese terminado en goleada de escándalo. Porque el Shakhtar es un interesante grupo de chavales ucranianos en el exilio, intentando divertirse y olvidarse al mismo tiempo de mil miserias. Y no lo hacen mal, pero hay un punto temerario, casi suicida, en eso de sacarla siempre jugada, siempre arriesgando, siempre cerca del infarto. El Real Madrid realizó 36 remates, a dos de su propio récord, en un choque de Champions para únicamente dos goles. Y volvió a encajar, lo que es un pequeño drama en una temporada apacible. 

Una curiosidad. El 5 de noviembre de 2014, el Athletic y el Oporto se enfrentaron en San Mamés en un partido de Champions que dejó un dato para la historia: los locales alinearon a 11 jugadores españoles, los portugueses… a 11 extranjeros. Ni un solo luso en aquel equipo que dirigía Julen Lopetegui y que tenía a futbolistas como Casemiro, Jackson, Danilo, Alex Sandro o Quaresma en sus filas. Es un hecho histórico en la competición que estuvo a punto de repetirse el pasado miércoles en el Santiago Bernabéu, donde el Shakhtar Donetsk compareció sobre el campo con 11 ucranianos y el Real Madrid con 10 extranjeros en sus filas. Solo Carvajal rompía el hechizo de otra coincidencia tan inusual. 

La humillación. Julen Lopetegui dirigió al Sevilla sabiendo que estaba fuera. El último gesto de podredumbre dentro de una institución que lo tenía todo para crecer y decidió achicarse. Eso sí, a Julen se le va a poner cara de tipo que no acierta a salir de los sitios: lo botaron de forma abrupta de la selección porque había firmado con el Real Madrid, lo botaron del Real Madrid en apenas nueve jornadas (entre otras cosas porque Vinícius no le convencía)… y a pesar de haber metido al Sevilla en Champions tres años consecutivos, el «Lopetegui, dimisión» se le juntó con haber dirigido un partido de Champions sin 'ser' el entrenador del día siguiente. Una imagen sin duda cargada de patetismo.