La comunidad de los pueblos congozantes afronta el desafío de atender una creciente demanda turística. Son miles las personas que cada año se acercan a esta reserva de la biosfera para contemplar sus majestuosas vistas y perderse por sus esteparios paisajes. Pero todo tiene un precio. "Tenemos calculada la capacidad de carga de vehículos en el perímetro de Bardenas y necesitamos un retorno económico para mantener las infraestructuras que soporta la comunidad con fondos propios". Lo asegura el presidente de la Junta de Bardenas Reales, José María Agramonte, en el programa Cara a Cara de Navarra Televisión. De hecho, están a la espera de unos informes para poner en marcha este año el aparcamiento regulado en el emblemático e icónico Castildetierra, que pasará a ser de uso peatonal.

El proyecto se enmarca en una serie de iniciativas presentadas al Gobierno de Navarra a través de ayudas del Ministerio de Transición Ecológica con fondos llegados de Europa, los Next Generation. Parte de esos proyectos irán destinados al desarrollo del plan turístico de la comunidad de Bardenas que incluye dos nuevos puntos de entrada, uno en el sur por Fustiñana y otro en el norte por Carcastillo. "Las obras empezarían en el 2023 y el aparcamiento, en espera de informes, esperamos que también", asegura Agramonte. Dos nuevos puntos de información turística que se suman al de Aguilares y que potenciarán el atractivo turístico de la zona. "La Bardena, a pesar de todo, es la gran desconocida. El 95% de la gente que la visita lo hace con un paseo de unas cuatro horas que supone la vía perimetral, pero además de eso hay infinidad de caminos a través de unos 700 kilómetros". El 40% de visitantes son parejas y otra parte importante son familias, concreta Agramonte quien, frente a lo que se pueda pensar, asegura que el turismo de bicicleta se estanca. "Hay que buscar nuevos nichos porque es difícil encajar el día a día del turismo con la conservación de un entorno de tanto valor medioambiental". La conectividad en Bardenas, no obstante, es uno de los asuntos pendientes en esta zona de Navarra que trabaja mucho el ámbito educativo y cultural. "Los escolares de 5º y 6º de primaria tienen visitas gratuitas que, creemos, son fundamentales para conocer nuestro territorio".

TRASHUMANCIA Y PUEBLOS CONGOZANTES

José María Agramonte en un momento de la entrevista en el programa Cara a Cara

La vida está cambiando mucho, asegura José María Agramonte, a la hora de referirse a una de las formas de pastoreo más ancestrales: la trashumancia. "Deben hacerla quienes lo tienen que hacer", dice en referencia a los pastores. "Hemos intentado ofrecer productos turísticos como la cañada de los roncaleses para rutas de BTT pero no vemos que la gente quiera eso". "Desconozco si la trashumancia tiene relevo generacional. Los intereses que tenían en su día los ganaderos eran muy importantes con más de 300.000 cabezas de ganado. Entonces había otras necesidades a las de ahora que fueron sumando derechos".

La Junta de Bardenas Reales la conforman 22 pueblos congozantes. "Son muy sensibles a lo que se propone desde la Junta y veo complicado la entrada de nuevos miembros". Una comunidad cuya principal fuente de ingresos viene dada por el alquiler del polígono de tiro. "Aunque la comunidad es autosuficiente para financiarse con recursos propios, sin ese alquiler no se podría hacer toda la actividad que se hace", asegura Agramonte.

POLÍGONO DE TIRO

José María Agramonte en un momento de la entrevista en el programa Cara a Cara

En 2028 tocará renovar el convenio con el Ministerio de Defensa para el uso del polígono militar en suelo bardenero. "Hay buena disposición por las partes", dice Agramonte. "A día de hoy no podemos obviar que firmamos con el ministerio de Defensa, y aviones como los que están haciendo prácticas aquí están lanzando ayuda humanitaria en zonas de conflicto". "Para nosotros es una zona que está igual que hace 70 años y es importante que la presencia del ejército se perciba como algo normal porque forma parte de nuestras vidas a pesar de que haya quien esté en contra".

Sobre la convivencia entre las maniobras militares y especies avícolas de la zona, Agramonte asegura que hay estudios que señalan que se han acostumbrado a la actividad militar y al ruido. "El mayor peligro está en que las personas invadan su espacio físicamente hasta donde están nidificando".

Respecto a los colectivos que desde hace más de 30 años están pidiendo el desmantelamiento del polígono de tiro, Agramonte considera que "la realidad democrática es la que es. Están pidiendo algo que no es real. Los ayuntamientos son quienes nos piden que hagamos el contrato con Defensa. Es un lugar declarado de interés para la defensa y el Gobierno podría expropiar los terrenos. Todos sabemos dónde estamos. Ellos (la asamblea antipolígono) pueden pedir lo que quieran, pero pinta de cambiar no tiene", afirma.

Al término del contrato en 2028, el Convenio con Defensa habrá supuesto unos ingresos en 20 años (desde 2008) de 210 millones de euros más el IPC a razón de unos 14 millones anuales desde 2018. A cada ayuntamiento se le reparten 460.000 euros. "Para muchos ayuntamientos pequeños es la subsistencia de los gastos corrientes. Exigimos, además, que el 50% vayan a infraestructuras de esos municipios, no solo a gasto corriente".

Respecto al futuro para la próxima década, Agramonte no espera grandes cambios en el entorno. "Buenas infraestructuras y, aunque parezca poco, no espero mucho más". Entre esas infraestructuras, una de capital importante para la zona. "Hay que luchar por el Canal de Navarra para que llegue el agua de Itoiz a la Ribera".