Delia Bakaikoa y Alfonso Arenas no se conocían pero hay dos cosas que les unen en su lugar de residencia, La Palma. Los dos son navarros y los dos han vivido la erupción del volcán de Cumbre Vieja.
"Entró el volcán por mi casa, lo devastó y se paró", relata Delia que le pilló de viaje en Pamplona. "Cuando yo vine ya habíamos vuelto al silencio, no me dio tiempo a verlo", añade. Su casa de Todoque quedó siniestro total y ni siquiera ha podido acercarse a verla todavía. "Yo formo parte de esta comunidad para lo bueno y para lo malo", concluye Delia. Sabe que no volverá a vivir allí pero piensa en el día a día.
Una situación parecida vive Alfonso que lleva dos años residiendo en La Palma y que no dudó en ofrecerse como voluntario para ayudar a las personas afectadas: "Me ha llenado muchísimo ayudar" admite.
A pesar de todo lo sucedido, los dos tienen claro que no quieren irse de La Palma y es que están enamorados de la que se hace llamar 'isla bonita'.