Biutiful nius: Las otras noticias de la semana

Sofía Esteban
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Biutiful nius: Las otras noticias de la semana

A veces imagino vidas

¿Sabían que tirar de la cadena del inodoro con la tapa abierta genera una nube de partículas de aerosol que puede llegar a contener decenas de virus y dura lo suficiente para poder ser inhalada o asentarse en superficies como cortinas, paredes, toallas y cepillos de dientes? 
Hasta que la COVID-19 no llegó a nuestras vidas allá por marzo, aunque parece que ha pasado un año y hemos envejecido tres, nunca me había parado ni un minuto a pensar en la cantidad de virus y bacterias con los que cohabitamos a diario. En un intento de evadirme de la cruel realidad que en los últimos meses ha matado a miles de personas, fantaseo tímidamente con ellos. Intento imaginarlos como fugaces amigos que vienen y van, se sientan a la mesa, comparten conmigo el café de la mañana, me hacen la colada o me arropan antes de dormir para que sueñe bonito. 
Pero entonces vuelvo a leer las noticias del día. La Universidad china de Yangzhoy alerta de que mis pequeños compañeros de mantel y cama son ágiles, escurridizos y se propagan con enorme rapidez. Pueden sobrevivir en el tracto digestivo humano, multiplicarse en segundos y hasta colarse en las heces. Me corta el rollo. Empezamos a ser colegas, pero no tanto. Desconecto. Hago caso a los investigadores y cierro de inmediato la tapa del retrete.

 

La sonrisa de Mona Lisa no es de cine

Leonardo da Vinci fue capaz de trazar la sonrisa más misteriosa de todos los tiempos, pero el autor italiano nunca hubiera podido disfrutar de una película. La capacidad visual del genio del Renacimiento para reproducir el movimiento era increíblemente inusual, hasta el punto que pudo observar las características del vuelo de una libélula cientos de años antes de que las cámaras de alta velocidad ayudaran a hacerlo, según revela el enésimo estudio que trata de descifrar el enigmático rostro de la Mona Lisa. Al parecer, la mayoría de las personas podemos recordar casi al instante la cara de una persona sonriendo, pero solo unos pocos tienen la capacidad de hacerlo cuando empieza a sonreír. Y no parece broma. Yo llevo unos minutos intentándolo y nada. Ese preciso momento, según el profesor David Thaler, pudo ser el que pintó el artista e inventor en su famoso óleo. Una habilidad innata y poco frecuente que, no obstante, le hubiera privado del séptimo arte si los Hermanos Lumière hubieran nacido unos siglos antes, ya que observaría los fotogramas de uno en uno, pero su brillante mente sería incapaz de juntarlos. 

 

Píldoras para soñar

La Agencia del Medicamento de Estados Unidos ha dado luz verde por primera vez a que los médicos puedan prescribir como tratamiento un videojuego. Está orientado a enfermos con trastorno de déficit de atención con hiperactividad, que deben completar misiones en distintos escenarios salvando los obstáculos que aparecen en el camino del protagonista. Siete años de ensayos clínicos con más de 600 niños han hecho posible que esta innovadora terapia sea ya una realidad. A veces muy cerca tenemos la cura a muchos de nuestros desvelos. Un abrazo de oso, una mirada cómplice, risas a carcajadas, una puesta de sol, una noche en el bingo (o dos), un paseo descalzos, un te quiero, un maratón de series, un desayuno en la cama, un viaje relámpago a Roma, un libro a medianoche, varios besos robados, andar a saltos entre el tráfico, leer a medias el periódico… Por recetas como estas, yo también me cuelgo un fonendo.

 

El ‘Mata Mua’ de la discordia

Imaginen la escena. En un paisaje idílico, con montañas rosas y violetas al fondo, varios grupos de despreocupadas mujeres tocan la flauta y bailan adorando a la diosa Luna... O, mejor, abran Google y busquen Mata Mua. Verán el lienzo que protagoniza el nuevo episodio de las desavenencias entre Tita Cervera y el Gobierno por el alquiler de la colección de arte de la baronesa. Érase una vez, pintada por Paul Gauguin en 1892, era hasta hace unas semanas una de las piezas más importantes que colgaba del Museo Thyssen-Bornemisza. Su adquisición fue una de las últimas de Hans Heinrich von Thyssen y es, sin duda, la joya de la corona de los fondos de su viuda. Cultura busca ahora un acuerdo «razonable en tiempos de crisis» que permita que la obra, que ha salido de España gracias al derecho de exportación del que goza su dueña, pueda regresar a Madrid. Curiosa paradoja la de intentar poner puertas al arte. No las tuvo el artista francés que, cansado de Europa, viajó a Tahití buscando otros mundos. Huyó del exotismo y captó la esencia de un paraíso perdido al que algunos ya han puesto precio. Más de 40 millones de euros podrían tener la culpa.

 

Con olor a orgasmo ajeno

De la creadora de Esto huele como mi vagina llega Esto huele a mis orgasmos. La actriz estadounidense Gwyneth Paltrow, aquella joven que pasaba sus veranos en Toledo aprendiendo español, amplía su imperio de velas con un producto que dice contener ingredientes como pomelo, azahar o rosas de Turquía, pero desprender un aroma mucho más personal. Envuelto en una caja ilustrada, como no podía ser de otro modo, con fuegos artificiales, el artículo se anuncia como sexy y muy adictivo. Quién se va a resistir a encender la llama por 66 euros la unidad.