Historias de amor y desamor

Agencias-SPC
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El futuro de Trump al frente de la Casa Blanca no solo afecta a EEUU, sino que puede cambiar considerablemente las relaciones que mantiene Washington con sus vecinos latinoamericanos

El mandatario republicano ha roto el deshielo con Cuba emprendido por Obama y está empeñado en levantar un muro en la frontera con México. - Foto: Carlos Barria

La guerra por conseguir la Presidencia de Estados Unidos ya se ha puesto en marcha. Pero la batalla va más allá de la Casa Blanca. La elección, el próximo 3 de noviembre, del futuro comandante en jefe de la nación más poderosa del mundo repercute también fuera de sus fronteras y, con especial incidencia, en sus vecinos del sur. 

Latinoamérica se juega mucho en las presidenciales de este otoño. Y es que, dependiendo de quién resulte vencedor, las relaciones con EEUU estarían en condiciones de  cambiar considerablemente. 

El demócrata Joe Biden podría suavizar la tensión creada con México y el muro prometido por el republicano Donald Trump, pero también retomar las relaciones con Cuba -iniciadas por Barack Obama en 2014 tras más de medio siglo de hostilidad- o rebajar el enfrentamiento abierto por el magnate con el Gobierno de Venezuela. 

Son varios los frentes del candidato a la reelección, que, sin duda, es el que más tiene que perder en los próximos comicios.

 

La vieja piedra 

Aunque el bloqueo económico a Cuba es una vieja historia de la Guerra Fría y no un invento de Donald Trump, la Administración de Barack Obama logró un deshielo nunca antes imaginado con la reapertura de embajadas y varias medidas de relajamiento a la isla, con una mano tendida al entonces régimen de los Castro -Fidel seguía vivo, aunque el presidente era Raúl-. Sin embargo, la llegada del republicano al Despacho Oval en 2016 no solo paralizó los avances, sino que dio el pistoletazo de salida a una vuelta atrás, debido a que, según aseguró el propio mandatario estadounidense «Cuba y Nicaragua son los otros países -además de Venezuela- en los que no prospera la democracia».

 

Cada vez más tensión

El tema de Venezuela siempre ha sido uno de los más importantes en la agenda electoral del magnate neoyorquino y en su campaña por la reelección ha acudido de nuevo al «fantasma del socialismo» y ha acusado a los demócratas de apoyar esa postura.

El Gobierno de Trump fue el primero en reconocer a Juan Guaidó como presidente interino del país sudamericano y lo ha respaldado con la imposición de varias sanciones contra Nicolás Maduro, sus familiares y sus colaboradores políticos más cercanos.

El Ejecutivo de Caracas ha denunciado ante la comunidad internacional «la persecución obsesiva de la élite gobernante estadounidense fabricada sobre falsas premisas y acusaciones».

La tensión tiene también como escenario Cabo Verde, donde el empresario colombiano Álex Saab, acusado de ser testaferro de Maduro, fue detenido y ha exigido al Gobierno africano que le libere para no ser entregado a EEUU, que le reclama por presuntos delitos de blanqueo de dinero.

Venezuela, por su parte, condenó el pasado 7 de agosto a 20 años de prisión a dos exmilitares estadounidenses que participaron en un fallido intento de invasión y acusa a Washington de ayudar al antichavismo para llevar a cabo un «golpe de Estado».

 

Una lucha rabiosa

Antes de ser elegido presidente de México, en 2018, Andrés Manuel López Obrador escribió un libro de corte muy crítico, Oye Trump, en el que cargaba contra el republicano y su obsesión por levantar un muro fronterizo entre ambos países. Sin embargo, todo eso cambió al ganar las elecciones, porque la idea del mandatario ha sido la de enfocarse en la política doméstica y atacar la pobreza y la desigualdad y fomentar el desarrollo en su territorio y prefiere no tener problemas con su vecino del norte.

Sin embargo, el inquilino de la Casa Blanca se mantiene firme en la que fue su promesa estrella de la campaña de 2016 y hace apenas unos días reiteró su plan de que «México pagará el muro». Según explicó, lo hará mediante un «peaje» a los vehículos que cruzan la frontera común o un «impuesto» a las remesas que envían los aztecas a sus familiares desde EEUU. «Sí, van a pagar por él. Van a pagar por él en la frontera, con los vehículos que entren, vamos a imponer un peaje», aseguró en un mitin en Arizona.

 

Iniciativa américa crece

Recientemente, la Administración Trump anunció el marco estratégico de una nueva política estadounidense hacia Latinoamérica, que se basa en cinco ejes: asegurar la patria, fomentar el crecimiento económico, promover la democracia y el Estado de derecho, contrarrestar la influencia extranjera y fortalecer las alianzas con socios de ideas afines.

América Crece es la primera iniciativa de EEUU desde 1991 hacia la región a la que ya se han sumado varios Gobiernos de Centroamérica y Sudamérica.

 

Amigos fieles

Colombia tiene una vieja relación de apoyo con EEUU y la victoria del conservador Iván Duque en 2018 sirvió para afianzar los lazos con el Gobierno de Trump, que ve en el jefe del Ejecutivo de Bogotá a uno de sus más firmes aliados al sur del país. 

El mandatario neoyorquino, además, considera que Latinoamérica en general y Colombia en particular se enfrenta a las amenazas de organizaciones de crimen organizado trasnacional y de redes criminales que pueden afectar la seguridad nacional de Estados Unidos. Por eso mismo, ha respaldado la lucha contra las drogas con el envío al país cafetero de la Brigada de Asistencia de Fuerza de Seguridad (SFAB, por sus siglas en inglés).

Otro de sus más fieles colegas en Sudamérica está en Brasil, donde la victoria del ultraderechista Jair Bolsonaro en 2018 ha estrechado los lazos entre los dos gigantes del continente. Se trata de una relación de mutua admiración entre dos mandatarios que coinciden en varios aspectos, como su oposición al cierre de la economía pese al avance de la pandemia -que tiene, precisamente, a estos dos países como principales focos de contagio y decesos- y su polémica posición frente a temas ambientales como la Amazonía y el negacionismo del cambio climático. 

 

Freno a china

La reciente guerra comercial entre China y Estados Unidos ha afectado de alguna manera a América Latina, que en los últimos años ha afianzado su relación con el gigante asiático llegando a convertirse en uno de sus principales socios comerciales. Las sanciones impuestas a Pekín desde Washington -inmersos en una encendida guerra comercial- han afectado varias transacciones.

China exporta principalmente a Sudamérica y el Caribe productos eléctricos y mecánicos, y cada vez es más fuerte su presencia en proyectos de infraestructura, mientras que la región le vende materias primas y productos agrícolas como la soja.