Cereales: mandan las importaciones

Vidal Maté
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La cosecha interior de este año será superior a la media y las cotizaciones, hoy elevadas, están marcadas por el aumento mundial de la demanda

Cereales: mandan las importaciones

Trabajando a tope las cosechadoras en algunas provincias del sur y a escasas semanas de que se generalice la recolección en el resto del país, las previsiones sobre la campaña cerealista apuntan a una cosecha de entre 22 y 23 millones de toneladas. Se trata de una cantidad superior a la media de los años precedentes (20 millones de toneladas), pero queda lejos de las cifras de la cosecha récord de la campaña pasada. Este ejercicio, según los primeros datos sobre rendimientos, está siendo muy discreto en zonas del sur como Extremadura, Andalucía, parte de Castilla-La Mancha y áreas de Aragón por las condiciones climáticas negativas para el desarrollo de las plantas en los últimos meses. Por el contrario, la situación de los cultivos es buena en otras zonas productoras importantes como Castilla y León y parte del Valle del Ebro, aunque falta por ver cómo será el resultado final en función de la evolución del tiempo.

Según los datos sobre rendimientos manejados por Cooperativas Agroalimentarias se podría hablar de una producción total de trigos de casi ocho millones de toneladas y de más de 10 millones de toneladas de cebadas, frente a los casi 12 millones de toneladas de la cosecha anterior. Se espera una buena calidad de los granos al no haber sufrido los cultivos las diferentes enfermedades que les afectaron en parte hace un año. Además, al margen de los efectos del clima sobre el resultado de la cosecha, desde Cooperativas se destaca el papel que está jugando el mayor uso de las semillas certificadas, que mantienen una permanente línea de crecimiento en los últimos años hasta suponer ya más del 30% de toda la simiente utilizada. Desde el sector, el único, aunque importante, inconveniente es su precio elevado, al margen de las batallas que mantienen los agricultores con las empresas obtentoras sobre el pago de los royalties por la reutilización de la semilla en la propia explotación y las inspecciones y controles que sufren por parte del Seprona para evitar su comercialización entre los propios agricultores, prácticas sobre las que se han registrado diferentes condenas.

A pesar de una producción de entre 22 y 23 millones de toneladas previstos para este año o la cifra récord de los 27 millones de la campaña anterior, la realidad es que España es un país netamente deficitario en cereales y en el conjunto de las materias primas para la alimentación animal con una fuerte dependencia de las importaciones para atender las necesidades de sus cabañas ganaderas intensivas. En la última década España ha pasado a situarse entre los principales países productores de carne en régimen intensivo en la Unión Europea con casi ocho millones de toneladas, de las que más de cinco ya corresponden al porcino, 1,7 a la avicultura, otras 700.000 toneladas al vacuno, 120.000 al ovino y 50.000 más a los conejos.

Ello supone la necesidad de importar anualmente una media de más de siete millones de toneladas de maíz, otros más de tres millones de toneladas de trigos blandos y otros siete millones de toneladas de soja ante una demanda para alimentación animal de unos 26 millones de toneladas, a las que se suman otros 4,5 millones para consumo humano y otros casi tres millones de toneladas destinadas a usos industriales. España es el principal país productor de piensos dentro de la UE.

Esta fuerte dependencia exterior de los cereales y otras materias primas para la alimentación animal hace que las cotizaciones del mercado interior guarden una relación muy directa con los precios de esos mismos productos en los mercados de fuera, aunque la realidad es que los efectos sobre el agricultor se suelen reflejar automáticamente en tiempos de bajadas, pero se ralentizan en las subidas. En este contexto, en el comportamiento del mercado interior juegan un papel clave las previsiones mundiales de cosechas y, sobre todo, la evolución de una demanda al alza, como sucede en la actualidad.

Datos de Consejo Internacional de los Cereales y de FAO apuntan a una línea de incremento de las producciones mundiales hasta los 2.767 millones de toneladas para este año, a la vez que el consumo crece igualmente hasta los 2.776 millones, lo que revela que se está registrando un recorte de las existencias. En este comportamiento de la demanda está jugando un papel clave la política de compras de materias primas por parte de China para atender las necesidades de la recuperación de su cabaña de cerdos con la puesta en marcha de más de 100.000 granjas que fueron eliminadas hace dos años por la peste porcina.

En el caso de España estos movimientos en los mercados se han reflejado, al fin, en la evolución alcista de las cotizaciones para alcanzar en los últimos tiempos, con diferentes oscilaciones provocadas por quienes mandan en esos mercados, cifras récord impensables en los últimos tiempos que han llegado a colocar las cebadas en los 200 euros por tonelada, los trigos blandos o el maíz en los 220 o el trigo duro a 240.

De cara a esta nueva campaña, con una producción solo discretamente por encima de la media, no se puede hablar, en ningún caso, de un exceso de producto en los mercados a poco que por parte de la producción se organice la oferta que no se halla en manos de las cooperativas y donde el grupo AN, con una producción en sus manos de más de un millón de toneladas, juega un papel importante.

Aunque en cada zona las relaciones entre los agricultores y los operadores funcionan con directrices diferentes, un reto para el sector productor sería generalizar los contratos, aunque ya son obligatorios, para establecer las condiciones de compraventa y contemplar precios fijos o ligados a diferentes mercados de referencia, al contrario de lo que sucede en la actualidad. No tiene sentido que el agricultor sea cada día más eficiente, que logre mejores resultados en la producción y que luego venda sin precios dejando la rentabilidad de su trabajo en manos de otros para una liquidación «a resultas», que es lo normal en una cooperativa donde los socios son los propietarios, pero no entre dos operadores privados.

Y, al margen de los picos de precios que se puedan producir a lo largo de una campaña, es importante escalonar en el tiempo las ventas. Este año, en principio, está marcado por un aumento de las producciones en el exterior, pero, sobre todo, por el aumento de la demanda.