Las normas de seguridad ¿son iguales para todos?

Leticia Ortiz (SPC)
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El PSOE se salta el pacto de limitación de diputados del Congreso, que permitía cumplir el distanciamiento social en el Hemiciclo, y llena todos sus escaños para aplaudir a Sánchez

Sin el metro y medio de distancia entre ellos, pero con las mascarillas puestas, la bancada socialista ovacionó con fuerza a su jefe de filas - Foto: Emilio Naranjo

Mientras las comunidades autónomas restringen el ocio nocturno y las reuniones en las terrazas, los hoteleros intentan salvar cómo pueden la campaña, los promotores musicales y teatrales hacen malabarismos para programar espectáculos cumpliendo las normas de distanciamiento social y los empresarios taurinos anulan ferias ante la inviabilidad de los festejos con aforos reducidísimos, los políticos (algunos) se sitúan al margen de la ley. Gran ejemplo el que dieron ayer en el Congreso quienes precisamente han marcado la hoja de ruta de la nueva normalidad, distanciamiento social incluido. Una imagen sonrojante la de la bancada socialista llena a reventar -nada de metro y medio de separación- concebida solo para mayor gloria del líder, Pedro Sánchez, que tuvo, claro, más aplausos que nadie durante la sesión.

La situación la resumió a la perfección el portavoz de Ciudadanos, Edmundo Bal: «Difícilmente podemos pedir a la gente que cumpla las normas si nosotros no las respetamos». No hay que olvidar que, según fuentes del Ministerio de Trabajo, el Gobierno podría sancionar con multas de entre 2.046 y 40.985 euros a las empresas en las que no se cumplan medidas de seguridad para evitar el contagio de coronavirus, como respetar el metro y medio  de distancia interpersonal. En el Congreso, sin embargo, nadie será sancionado. Las normas, y sus castigos, son para otros.

Más allá de saltarse sus propias iniciativas para frenar la expansión del coronavirus, los socialistas también hicieron caso omiso al pacto que mantenían todos los grupos parlamentarios -a través de la Junta de Portavoces- desde el inicio de la pandemia para limitar la asistencia de diputados. Cuando las sesiones presenciales se volvieron a poner en marcha, los partidos acordaron limitar la representación de cada formación al 10 por ciento de sus escaños. Un porcentaje que, semanas más tarde, aumentaron al 30 y, después, al 50. Y en esa cantidad estaban ayer cuando el PSOE sorprendió llevando a todos sus diputados -también hizo acto de presencia el Gobierno al completo- para aplaudir a Sánchez en su defensa de los acuerdos europeos.

Para los socialistas, su comportamiento fue «ejemplar», puesto que avisaron «en día y forma» a la Cámara de sus intenciones. Y la presidenta de la misma, Meritxell Batet, se lo consintió porque legalmente no se lo podía prohibir, como le recordó a Ciudadanos.

Además de refugiarse en la literalidad del Reglamento del Congreso, que no puede impedir a ningún diputado su asistencia a un Pleno, el PSOE se defendió de las críticas apuntando al resto. Según ellos, tanto el PP como Vox se han saltado habitualmente el acuerdo, superando en sus bancadas el 50 por ciento de sus diputados.

Más allá del aplauso, tan repetido en las últimas semanas por el Gobierno y los socialistas hacia su líder, fuentes parlamentarias interpretan que desde Ferraz se obligó a los diputados a asistir al Pleno por miedo a perder la votación económica de la Comisión de Reconstrucción. Un trámite que se tuvo que repetir ayer de nuevo después de que un miembro de Podemos cometiera un error que invalidó el trámite.