Ciudadanos se la juega

Alicia López (EFE)
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Las próximas elecciones serán determinantes para saber si Inés Arrimadas consigue enderezar el rumbo de su partido y remontar así un año muy complicado, o si por el contrario, se producirá una grieta aún mayor entre las filas 'naranjas'

Ciudadanos se la juega - Foto: Prensa Cs Parlament de Catalunya

Ciudadanos afronta un año clave para su futuro, en el que las elecciones de Cataluña, previstas inicialmente para el 14 de febrero, serán determinantes para que Inés Arrimadas pueda enderezar el rumbo de su formación, con permiso del PP, y pasar página al descalabro que heredó de Albert Rivera.

Aunque el Partido Popular se ha empeñado en aprovechar la debilidad de Cs y lanzarle una OPA hostil, de momento, no parece haber tenido mucho éxito más allá del fichaje sorpresa de la que era portavoz naranja en el Parlament y en el Senado, Lorena Roldán, y un par de excargos irrelevantes en Baleares.

La desbandada masiva hacia el PP que pronosticaban algunos críticos dentro del grupo no se ha producido, aunque insisten desde estos sectores que como la derrota electoral en Cataluña sea de dimensiones estratosféricas, se acabará produciendo.

Desde la dirección de Cs no prevén una catástrofe electoral de semejante magnitud y, aunque esperan una derrota, están convencidos de que salvarán la cara y obtendrán un resultado mucho mejor que el de los conservadores, lo que les permitirá iniciar una remontada a nivel nacional.

Para empezar a preparar esta batalla electoral, la única prevista en 2021, Ciudadanos respondió hace unos días a la marcha de Roldán al PP con el fichaje de la periodista Anna Grau, una baza mediática que se incorpora como número dos en la lista por Barcelona.

Parten de unas encuestas que pronostican un retroceso de la primera posición que lograron en las elecciones de 2017 (con 36 escaños) a la cuarta (14-16 diputados), según el último sondeo del CEO catalán, publicado el pasado 18 de diciembre, el cual prevé un crecimiento del PP hasta los 14-16 escaños (tiene cuatro).

Otro escenario en el que Ciudadanos se juega su visibilidad es en el Congreso, después de un año muy intenso en el que ha conseguido hacer valer sus exiguos 10 escaños en la negociación de las sucesivas prórrogas del estado de alarma, primero, y luego en la de los Presupuestos.

Recuperar al menos parte de ese foco que ha perdido una vez que las Cuentas Públicas han salido adelante con su voto en contra es otro de los retos que tienen los de Arrimadas este año. Un desafío al que se enfrentan con las mismas cartas que han sacado todos estos meses, las de la responsabilidad y buscando ser útiles a los españoles, según insisten fuentes de la dirección, que aseguran que no dejarán de apoyar cualquier iniciativa que consideren buena para los ciudadanos aunque provenga del Ejecutivo, como así han hecho con la ley de eutanasia.

Por el contrario, la relación con los populares, con quienes cogobiernan en cuatro comunidades autónomas, puede enfriarse por esas maniobras de captación de naranjas que está intentando el PP y que para Cs suponen una clara deslealtad por tratarse de un socio de gobierno, y así se lo han advertido a los de Casado.

Regreso al centro político

Desde que Arrimadas relevó a Albert Rivera en la formación, hace un año, todo su afán ha sido reivindicar el espacio de centro político que Rivera abandonó escorándose a la derecha y aceptando a Vox en su barco, y tratar de que su decena de escaños sirviera para algo. Todo lo contrario a lo que hizo el anterior líder naranja, que despreció el papel de partido llave y se enrocó en el «no a Sánchez», lo que abocó al país a la repetición electoral y casi a la desaparición de Cs.

Este giro de Arrimadas ha tenido sus detractores dentro del partido; algunos se fueron y otros, como Rivera, no se han aguantado las puyas aunque hayan sido indirectas, pero la nueva dirección ha apostado por este nuevo rumbo, que incluye pactar a izquierda y derecha y atacar sin tregua a la parte morada del Gobierno. Y parece que las encuestas se lo están reconociendo poco a poco.

En el último barómetro del CIS, del 21 de diciembre, Ciudadanos ganaba un punto y se colocaba en un 10,5 por ciento en intención de voto; en las elecciones del 10-N obtuvo un 6,9 por ciento de los sufragios y 10 escaños, un desplome catastrófico después de los 57 escaños y un porcentaje del 15,86 que logró apenas seis meses antes, el 28-A.