Una convención para mayor gloria de Casado

Pilar Cernuda
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El PP engrasa toda su maquinaria para relanzar a su presidente como un líder con proyección internacional y preparado para asumir responsabilidades de gobierno

Al popular se le ha criticado la falta de visión al no buscar acuerdos con el Ejecutivo. - Foto: Zipi

Lo reconocen. La convención está organizada para mayor gloria de Pablo Casado. Cualquier miembro de la dirección del PP al que se advierta que su convención es excesivamente larga y puede provocar hartazgo, o que en las múltiples intervenciones alguien peque de torpe, responde que el cónclave que inicia su andadura la próxima semana tiene como objetivo relanzar el partido pero, sobre todo, poner el foco en Pablo Casado como político preparado para asumir responsabilidades de gobierno.  

Quieren presentarlo, además, como un dirigente con proyección internacional, de ahí que los organizadores, con Teodoro García Egea a la cabeza y el propio Casado, se hayan empeñado en contar con nombres relevantes. Querían presidentes, pero solo contarán con uno, el jefe del Ejecutivo austriaco; pero van a tener el respaldo de un número considerable de ex jefes de Estado y de gobierno. Empezando por Nicolás Sarkozy que, por otra parte, ha participado en ocasiones anteriores en actos del PP. Estos días aparecerán junto a Casado nombres de relevancia europea como Tajani, Tusk, Margaritis, o Durao Barroso, ex presidentes latinoamericanos y el líder opositor venezolano Leopoldo Pérez, cuyo padre es eurodiputado del PP.

Nadie podrá decir que el líder del PP no cuenta con el apoyo de los expresidentes de su partido, tanto Aznar como Rajoy participarán en los debates que se celebrarán a lo largo de la semana en diferentes ciudades y que tendrá su punto álgido en la plaza de toros de Valencia, lugar emblemático en la historia del PP, donde sus candidatos a la Presidencia del Gobierno han cerrado campañas electorales que les dio el triunfo. La idea del equipo actual del PP es que en esa plaza de toros se visualice el poder de su presidente, con toda la parafernalia propia de los vencedores, y con presencia de algo que importa mucho a los militantes y votantes del partido: que se ponga cara al equipo económico de Pablo Iglesias. 

Las caras parlamentarias, con Elvira Rodríguez a la cabeza, no son suficientes para un partido que presume, con razón, de que siempre ha protagonizado la remontada tras gobiernos socialistas que dejaron el país en una precariedad extrema. 

Pablo Casado presume de que algunos de los protagonistas de aquellas remontadas -Pizarro, Guindos, Arias Cañete, Montoro, Fátima Báñez- forman parte de sus colaboradores y asesores y que, cuando sea presidente, tendrán un papel importante. El popular, y su gente más cercana, nunca dicen «si es presidente de gobierno», sino «cuando sea presidente», hasta ese punto están convencidos de que vencerá a Pedro Sánchez en la próxima contienda electoral..

Génova, precisamente, es una de las preocupaciones de la dirección actual, y a esa tarea van a poner empeño en cuanto finalice la convención. No todos los miembros de la dirección están de acuerdo con la decisión de desprenderse de la sede, pero Casado quiere hacerlo por varias razones, una de ellas la económica y, otra, para que se visualice que hay un PP renovado. El criterio de la cúpula del partido es que si se encuentra un comprador  se compra otro edificio, y si lo que se encuentra es alguien que quiere alquilar la sede actual, se alquilará la sede futura. Aunque el mercado  marcará la solución que se tome.

El líder popular, en estos tres años de presidente, no siempre ha buscado presencia política. Se le ha criticado por su falta de visión al no buscar acuerdos con el Gobierno para ofrecer así un perfil de estadista, lo que ha aprovechado el PSOE y, sobre todo, Pedro Sánchez, para reprocharle su escaso sentido de Estado. 

Por mucho que haya criticado la posición del Ejecutivo de intentar politizar las instituciones judiciales, la no renovación del Consejo General del Poder Judicial está castigando más la imagen del PP que la del PSOE, la de Casado que la de Sánchez, y una vez finalizada la convención Casado buscará una salida a ese conflicto que no favorece al PP, entre otras razones porque el PSOE sabe muy bien cómo utilizar las estrategias de comunicación, algo en lo que el PP no siempre acierta. 

Por ejemplo, ha fallado de forma estrepitosa en todo lo relacionado con Isabel Ayuso, a la que la mayoría de los españoles consideran que ha sido baza fundamental para que el PP haya salido del hoyo en el que se encontraba antes del 4 de mayo. Tan es así que Ayuso es una de las personas a abatir por el PSOE, conscientes de que es una de las figuras más sólidas y carismáticas del principal partido de la oposición. 

Hoy las relaciones entre el palentino y Ayuso son muy frías y se ha cortado el diálogo permanente que mantenían hasta las elecciones madrileñas. No se sabe ya quién tiene razón, probablemente ninguna de las dos partes, y las consecuencias futuras son imprevisibles. 

La operación Ciudadanos no está saliendo tan bien como esperaba García Egea, aunque fichó al ex secretario de Organización de Cs para que captara a dirigentes de su antiguo partido. Cs está prácticamente desaparecido. Desde el PP se vendió que Rivera trabajaba con ellos, pero él se encargó de decir que no era cierto, la única vinculación con el PP es que su despacho de abogados lleva varios recursos presentados por el PP. Se le pidió que acudiera a Valencia o participara en algunos de los debates y mesas que se celebrarán a lo largo de la semana, pero se ha disculpado. Sí estará, probablemente, Juan Carlos Girauta, que ya no está en el partido naranja.

 

Se pone las pilas

Miembros de la dirección del PP afirman que Pablo Casado está en modo partido. Todos sus minutos están dedicados al PP, «se ha puesto las pilas», dice uno de ellos reconociendo así que su presidente andaba un poco perdido. Dicen también que «No se contempla ninguna opción en el partido que nos sea la candidatura de Pablo como presidente». ¿Incluso si pierde las próximas elecciones? No lo contemplan tampoco. No que haya otro candidato, sino que no gane las elecciones y sea presidente.

 ¿Y Vox? Las relaciones entre los líderes son malas, lo reconocen en la séptima planta de Génova pero, en cambio, hay diálogo constante e, incluso, cercanía, con el resto de dirigentes del partido de Abascal. Importa mucho llevarse bien con Vox porque, según los datos que manejan en la dirección del PP, que tiene a Narciso Michavila como gurú de las encuestas, «El PP va a crecer en las elecciones autonómicas, municipales y generales, pero Vox también». Es decir, que se necesitan.

Comienza una nueva etapa para el PP y para su presidente. Esperan que Valencia sea la apoteosis de su líder y, a partir de ese acto multitudinario, que su subida sea imparable.