"Lo que he tragado yo, nadie lo sabe"

C. Barrigón (EFE)
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El bailarín y coreógrafo Nacho Duato recibe el Premio Max de Honor, un reconocimiento que, según su opinión, le llega demasiado pronto

Duato es actualmente el director artístico del Ballet Mikhailovsky, de San Petersburgo. - Foto: Marta Fernández Jara

Dice que si no tuviera «filtro» «se iban a enterar», pero el bailarín, coreógrafo y director Nacho Duato no tiene pelos en la lengua y afirma que algunos políticos alemanes tienen «mentalidad nazi», que Pablo Alborán se podía haber ahorrado salir del armario y que el Premio Max de Honor le llega demasiado pronto.

«Soy muy comedido. Si crees que no tengo filtro porque digo lo de los alemanes... Estoy siendo muy educado. Estuve 20 años aquí tragando todo lo que no te puedes imaginar. Lo que he tragado yo, nadie lo sabe. Lo que sí tengo es que todo me resbala. Me da lo mismo lo que la gente piense de mí», asegura.

La Fundación SGAE, convocante de los premios de artes escénicas más importantes de España, los Max, anunció ayer que él es su próximo Max de Honor, un reconocimiento que recibe, según explica, con «mucha humildad y agradeciéndolo al máximo» porque quienes lo tienen, y cita a Nuria Espert, Pilar López o María de Avila, están «por encima» de él.

No obstante, precisó, le parece «un poco exagerado» y le hubiese gustado más dentro de unos años: «Quizá es que los bailarines, como empezamos muy pronto, nos hacemos mayores antes o en los ojos del jurado ven que ya hemos dejado de bailar y que nos tienen que dar el premio pronto».

Se siente «de la edad que tiene», es decir, 63 años -«como Rajoy», se ríe-, y, claro, que le den «el premio a toda una carrera» cuando aún le queda «tanto por correr, tanto por delante, tanto por aprender...» aunque, admitió, también es cierto que lleva «más de 30 años dirigiendo y más de 40 bailando».

Para hacer la entrevista eligió el Teatro Real, la que «debería ser», reclamó, la sede de la Compañía Nacional de Danza (CND). «Se tendría que exigir al Ministerio de Cultura que viniese aquí y ordenase ‘la CND tiene que bailar aquí mínimo de 30 veces’. Somos el único país que no tiene una compañía nacional estable en un teatro nacional, la única capital de Europa. Es un escándalo».

¿Ha hecho las paces con España? «Nunca he estado en guerra, a pesar de que he dicho que no me siento español pero es que yo no me siento nada. La gente quiere que sea español, bailarín y valenciano y no me siento nada de eso».

Odio las banderas porque, asegura, «han hecho más mal que bien», incluida la gay. «Es que no hace falta», argumenta, como tampoco lo hace, desde su punto de vista, una declaración como la de Pablo Alborán. «A mí me tiraron huevos al día siguiente de decirlo por la plaza Mayor, pero ahora a Pablo no le van a hacer eso, aunque hay que estar siempre alerta porque no hay momento del día en que no te echen la miradita, incluso a mí ahora», subraya.