Putin se perpetúa en el poder

EFE
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El 78% de los rusos respaldan las reformas constitucionales, lo que implica que el presidente pueda mantenerse en el cargo hasta el año 2036.

Rusia sienta en el Kremlin a Putin hasta más allá de 2024 - Foto: SPUTNIK

El 78 por ciento de los ciudadanos rusos han votado a favor de las enmiendas a la Constitución que permitirán al presidente del país, Vladimir Putin, mantenerse en el cargo hasta el año 2036, según los resultados preliminares difundidos por la Comisión Electoral Central de Rusia con el 99 por ciento escrutado. Por su parte, el 21,1 por ciento de los rusos se ha mostrado en contra de que se reforme la Carta Magna en una votación que ha contado con el 65 por ciento de participación, tal y como señalan los datos.

Si bien el centro de supervisión del plebiscito en Moscú ha informado de que se han constatado "mínimas infracciones", la votación se ha desarrollado con normalidad. Putin ha votado en el colegio electoral número 2151, situado en la Academia de Ciencias de Rusia, en el mismo en el que suele votar en los diferentes comicios que se celebran en el país.

El proceso de votación del referéndum constitucional comenzó el 25 de junio --tras ser pospuesto a causa del coronavirus-- y ha terminado este miércoles en un momento en el que el país sigue registrando más de 6.000 casos de coronavirus al día y acumula más de 654.000 personas contagiadas y más de 9.500 muertos. El referéndum constitucional, una votación clave para el futuro de Putin, estaba inicialmente convocado para el 22 de abril pero las autoridades se vieron obligadas a suspenderlo por la pandemia del nuevo coronavirus.

Las enmiendas a la Constitución de Rusia establecen los nuevos requisitos que deberá cumplir el presidente del país, los miembros del Gobierno y del Parlamento y los altos cargos relacionados con la soberanía y la seguridad nacional. Entre otras cuestiones, las reformas constitucionales modifican las funciones del Ejecutivo y del poder legislativo, prohíben expresamente la secesión de los territorios que integran Rusia y fijan el límite máximo de dos mandatos presidenciales de seis años, salvo para el actual mandatario. Para que sean aprobadas, las reformas constitucionales deberán ser ratificadas por los ciudadanos rusos en referéndum.

Putin, de 68 años, está completando su segundo y 'a priori' último mandato consecutivo, que termina en 2024, tras haber ejercido previamente el cargo entre 2000 y 2008, cuando pasó el testigo a Dimitri Medvedev y él se convirtió en primer ministro.

 

Putin, sin sucesor a la vista

 

Con esta victoria, Putin tiene las manos libres para ejercer otros dos mandatos presidenciales de seis años cada uno hasta 2036, lo que le convertiría en uno de los dirigentes que más tiempo permanece en el poder en los más de mil años de historia de Rusia.

Putin afirmó recientemente que aún no ha decidido si presentará su candidatura dentro de cuatro años, si bien afirmó que "hay que trabajar y no buscar sucesores".

"Después de Putin vendrá Putin", proclamó Viacheslav Volodin, presidente de la Duma o Cámara de Diputados.

 

Oposición al Kremlin, sin respuesta

 

La pandemia y la prohibición de hacer campaña, dejó fuera de juego a la oposición, que se dividió entre los llamamientos a votar en contra, a boicotear la votación y al no reconocimiento de los resultados de la consulta.

Los comunistas fueron el único partido con representación parlamentaria que rechazaron la reforma constitucional, pero ante la imposibilidad de celebrar actos de protesta por la pandemia del coronavirus, se conformaron con denunciar el riesgo que suponía celebrar una votación cuando Rusia es el tercer país del mundo en número de contagios.

Si hace un año Moscú fue escenario de las mayores protestas antigubernamentales en casi una década, unos pocos cientos de activistas se concentraron hoy en la plaza Pushkin de Moscú y piquetes menores se produjeron en San Petersburgo y Nizhni Nóvgorod.

El único atisbo de rebeldía fueron los sondeos alternativos a pie de urna realizados por la plataforma "Niet" (No) en Moscú y San Petersburgo, las dos principales ciudades del país, donde "casi la mitad de los votantes" rechazó las enmiendas, según este movimiento.

 

Reformas en el olvido

 

Aunque se votaban más de 200 enmiendas, los rusos fueron llamados a las urnas a aprobarlas todas en paquete, lo que difuminó la reforma en lo que en la práctica ha sido un referéndum sobre la figura de Putin, cuya popularidad se encuentra en su momento más bajo desde que asumiera el poder, hace dos décadas.

Con la excepción de la enmienda que permite a Putin ejercer un quinto y sexto mandato presidencial, el resto de reformas constitucionales son cosméticas, según los analistas.

Las más comentadas son la indexación anual de las pensiones o el salario mínimo por encima del mínimo de subsistencia, la existencia de Dios, la prioridad de la legislación nacional sobre el derecho internacional, la defensa del matrimonio heterosexual o que Rusia es heredera de la Unión Soviética.

 

Cisma generacional

 

La votación escenificó claramente la escisión generacional existente en Rusia, ya que los más mayores apoyaron sin titubeos la reforma constitucional, es decir, la permanencia de Putin en el poder, mientras los jóvenes la rechazaron abiertamente.

Esto fue especialmente evidente en las grandes ciudades, en la que las nuevas generaciones ven a Putin como el representante del estancamiento, tanto económico como ideológico.

"Estoy en contra de zares absolutistas. Necesitamos alternancia. No conozco a nadie que quisiera apoyar la reforma constitucional", comentó a Efe Maxim, un abogado de 26 años.

Esto se notó en la votación electrónica, opción que sólo estuvo al alcance de los votantes de Moscú y Nizhni Nóvgorod, ya que en torno al 40 % votó en contra.

En cambio, para los pensionistas Putin representa la sagrada estabilidad, es decir, la ausencia de cataclismos políticos, la seguridad ciudadana y el pago a tiempo de las pensiones.

"Putin es el primer dirigente ruso del que no me avergüenzo. Y que conste que tengo 80 años. He vivido bajo dirigentes que bebían mucho o estaban ya mentalmente enfermos", señaló Svetlana, una moscovita de 80 años.