Un guantazo a la historia

Diego Izco (SPC)
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El cancerbero de origen senegalés ganó en 2021 la Champions League con el Chelsea londinense. - Foto: VICKIE FLORES

El fútbol nació en Inglaterra, sí, pero se hizo eterno en las botas de genios como Garrincha, Pelé o Eusebio, prolongó su magia en las de Ronaldinho, Weah, Ronaldo, Drogba o Eto'o, se sostiene en las de Kanté, Mbappé, Vinícius, Neymar o Mané. Y será de los Ansu Fati, Adeyemi, Davies, Antony, Moukoko, Musiala o Bellingham. Faltan nombres, sí, pero los que están tienen una característica común: son negros o mulatos y escribieron (o escribirán) buena parte de la historia de este deporte. 

Pongamos otra lista al lado, la de los mejores porteros de la historia. En ninguna de las consultadas (Yashine, Casillas, Zamora, Buffon, Neuer, Zoff, Shilton, Iríbar, Mazurkiewicz, Fillol, Banks, Schmeichel…) aparece un solo arquero negro. Lo más parecido, el color indígena de René Higuita. Todo lo demás, blancos-blanquísimos. Por eso, el premio The Best a Édouard Mendy es algo más que un reconocimiento; es, directamente, un golpe (con guantes) a la historia del propio juego. 

«Los porteros negros tenemos que trabajar más duro», decía Andre Onana (Ajax) en una entrevista reciente. «Como no hay muchos porteros negros en la élite, la gente ya tiene en mente que no somos seguros o que tenemos más fallos. Es algo que tenemos que cambiar». En España hubo buenos acercamientos a la realidad: Tommy N'Kono triunfó en el Espanyol y disputó tres Mundiales con Camerún; Jacques Songo'o ganó un Zamora, una Liga y una Supercopa con el Deportivo; Carlos Kameni triunfó en el Espanyol y el Málaga; Wilfred en el Rayo… Incluso en Francia todavía se recuerda la figura de Joseph-Antoine Bell. Pero son excepciones. Una minoría evidente: solo hay un 7 por ciento de porteros de raza negra en las cinco grandes Ligas (21 de 294) y apenas siete son titulares o juegan con asiduidad.

Del paro a la élite

Es cierto: Mendy, campeón de la Copa de Europa con el Chelsea y flamante The Best, ha destrozado los estereotipos al respecto: juega. Juega en un grande. Juega en un grande y es decisivo. Juega en un grande, es decisivo y gana títulos. Y sí, tal vez haya tenido que derribar más puertas que un portero blanco para alcanzar su estatus y reconocimiento. 

De hecho, hace ocho años, con apenas 22, estuvo a punto de dejar el fútbol. Militaba como tercer arquero en el Cherbourg francés (cuarta división) y dejó el equipo: estaba esperando su primer hijo, tuvo que apuntarse en las listas del desempleo para cobrar las ayudas y pasó un año buscando un destino, sin equipo. Y cuando estaba a punto de empezar a trabajar en una tienda de ropa, 2015 le mostró una pequeña rendija: un ex compañero lo recomendó para cubrir una vacante en el Olympique de Marsella. Allá se fue… como suplente del equipo de reserva. 

De cuarto portero del 'OM' se lanzó al estrellato en solo seis años. «Pensaba: 'Ya he estado abajo del todo'. Ahora solo puedo subir», rememoraba el guardameta senegalés. Se unió al Reims, donde obtuvo una inesperada titularidad por la lesión de Carraso a los cinco minutos del primer partido del curso y después lograría el ascenso a la Ligue 1 con 18 porterías a cero en 34 partidos. Dos años después, ya era un portero de 7,6 millones de euros, los que pagó el Rennes para alcanzar el tercer puesto y su billete a la Champions. 

 

25 millones

De fondo, a ocho horas de coche a través del Eurotúnel, se estaba cocinando a fuego lento su salto definitivo a la élite: Lampard miraba con el gesto torcido a Kepa Arrizabalaga y se ponía en manos de Peter Cech para que le recomendase un portero que 'apretase' al vasco. El Chelsea se había gastado 80 millones de euros en firmar a Kepa (Athletic), destruido por el peso de la crítica tras un puñado de errores; por Mendy pagó apenas 25 al Rennes. En su presentación, fue claro: «Lo único que puedo hacer es trabajar duro y demostrar que de verdad tengo nivel para estar aquí… y tal vez cambiar la mentalidad de la gente sobre estos temas». 

Asentado en la titularidad a la que Tuchel dio continuidad, ya ha jugado 51 partidos con el Chelsea, donde acaba de ampliar su contrato hasta junio de 2025.