El técnico del Atlético de Madrid, Diego Pablo Simeone, entra en ‘su’ Liga de las últimas cinco jornadas. «La oportunidad está, depende solo de nosotros», remarcó. El liderato del conjunto rojiblanco está a expensas del resultado del jueves del Barcelona, aunque no del título, que será de los colchoneros si son capaces de ganar los cinco partidos; un pleno inalcanzable aún para el técnico argentino en las nueve campañas precedentes. 

La diferencia entre lo sucedido el pasado domingo en San Mamés, la derrota por 2-1, y otro resultado es que habría permitido al equipo rojiblanco ser el ganador del torneo sin atender a otros marcadores con cuatro victorias más un empate en el Camp Nou, en el que ahora crece sustancialmente la exigencia: necesita vencer al Barcelona.

También ganar, como antes, sus otros cuatro encuentros; el más inmediato, el próximo sábado contra el Elche en el Martínez Valero, el siguiente el citado duelo en terreno culé; después dos encuentros consecutivos en casa contra la Real Sociedad y Osasuna y finalmente el choque final en el José Zorrilla con el Valladolid.

Ya no le queda otra al Atlético, que ha agotado su margen de error. Ya no lo tiene porque solo suma dos puntos más que el cuadro de Koeman y el Real Madrid, en el caso de los azulgranas con un partido menos, y está tres por encima del Sevilla, que también pretende la Liga.

Depende de sí mismo el bloque de Simeone. Pero su bajón es evidente: en el tramo más comprometido y definitivo de la temporada ha descubierto su peor momento del curso, con nada más 23 de los últimos 39 puntos, y cuatro encuentros seguidos sin ganar como visitante, en los que ha perdido 10 de los 12 puntos.

El desplome

Las causas son variadas. Mientras el Atlético ha sumado 23 puntos en las últimas 14 jornadas, el Barcelona ha logrado 13 más que él (36) y el Real Madrid y el Sevilla cinco más que él, con 28 de 42.

El derbi de la primera vuelta (2-0) ya fue un punto de inflexión. De aquel fútbol concluyente y desbordante hasta entonces del equipo rojiblanco, que había encadenado siete triunfos de forma casi incontestable, se pasó a un juego más previsible y apurado, vulnerable defensivamente y sostenido por la pegada de Luis Suárez, por mucho que después enlazó ocho victorias como líder.

Los resultados sostuvieron entonces la irrebatible caída del Atlético en el juego, en la defensa y en el ataque, hasta el 2-2 con el Celta, que marca el inicio del desplome del líder. Porque en 14 jornadas solo ha sido capaz de encadenar una vez dos triunfos en LaLiga Santander.