Sabor a verdad

José Javier Zárate
-

Movistar + presenta la serie 'La unidad', que cuenta cómo un grupo de hombres y mujeres valientes lo arriesgan absolutamente todo en la incesante lucha contra el terrorismo yihadista

La serie La unidad, una producción original de Movistar +, gotea verdad y autenticidad por todos sus poros, rezuma entrega y sufrimiento de hombres y mujeres que se dejan la piel cada día por la seguridad de los ciudadanos. Por si esto no bastara, tiene destellos de calidad en innumerables detalles.

Esta es una ficción muy interesante pues no hay una protagonista, como al principio parece. Según nos sumergimos en ella descubrimos que el equipo, la unidad, es la protagonista. 

Que las caras individuales son solo parte de un equipo. Pero no por esto son anulados. Cada personaje tiene su historia, sus dificultades, sus dramas, sus motivaciones y su personalidad. Todo esto lo iremos descubriendo a lo largo de los episodios. Por poner un ejemplo, la agente Pepinillo lleva siempre un libro con ella porque está preparando oposiciones.

Con ellos vamos a aprender sobre renuncias personales, frustraciones y actos heroicos. Pero aquí radica una diferencia importante con una serie similar de Estados Unidos: los actos heroicos no siempre aparejan el éxito. 

También descubriremos que hay víctimas inocentes y que los colaboradores y los infiltrados se la juegan. Finalmente, esta producción española de impecable factura nos mostrará como civiles inocentes que están “en el lugar equivocado” pueden ser manipulados para formar parte de un juego para el que no están preparadas.

Incluso los terroristas son personajes con muchos matices, con sus motivaciones, sus dudas… Siempre sin justificarlos, pero sí humanizándolos. Así, podemos observar el estilo de vida de cada uno, más festivo en los miembros de Boko Haram, más ascético en el grupo de inspiración salafista que desata el terror por Europa de vez en cuando, con una sombra que no cesa, con unos lobos solitarios dispuestos a dar su vida asesinando a inocentes en aras de la religión. 

Momentos de tensión

El desarrollo de la historia, con líneas que discurren en paralelo para encontrarse en el clímax, genera suficientes momentos de tensión. La serie tiene múltiples giros inesperados que no hacen sino engancharnos más. Por supuesto surge la colaboración entre agencias, incluso a nivel internacional. Pero también la competencia entre ellas, incluso la interferencia, las presiones políticas. Y siempre esa dicotomía, entre el agente activo y el enlace político, más preocupado por la imagen y por salvar su cara y dispuesto a sacrificar a su equipo para ello.

Los valores de producción son notables. Hay escenas de acción muy bien planteadas, y algunos planos impresionantes. Atentos a un plano de un scalextric madrileño iluminado bajo la lluvia, o la vista aérea de Makoko, el barrio de pescadores de Luanda que, en parte, está construido sobre el agua. 

La ficción de Movistar + se ha rodado en lo posible en escenarios originales, pero en otros se han recreado con buen resultado. La escena de combate en las ruinas de una ciudad siria se rodó en una fábrica abandonada, logrando un resultado espectacular.

La serie se compone de seis capítulos que saben a poco. Aunque tiene un hilo conductor que se cierra correctamente, deja suficientes preguntas abiertas para justificar una nueva temporada. Solo podemos esperar que los productores decidan realizarla y consigan mantener o superar el nivel de esta.