Hasta la llegada de la Covid-19, lo habitual era ir a clase de jotas con el cuaderno de tonos, la botella de agua y la garganta bien afinada. No obstante, los alumnos que han retomado su actividad han tenido que incluir algunos 'complementos' más. Y no son otros que la mascarilla y las pantallas. Eso, por no hablar de la distancia.
No cabe duda de que cantar con mascarilla es cuanto menos incómodo. Afecta a la respiración, pero también ha tenido su parte positiva. Y es que hay joteros que han subido sus tonos. Así lo cuenta en este vídeo María Herrera, profesora de la Escuela de Jotas de Murchante. Según dice, puede deberse a que sus alumnos se escuchan mejor.
Precisamente, son estos alumnos los que lo cuentan en primera persona. Además, también hablan de qué ha supuesto volver a verse en las aulas.