El último bastión de hielo

Europa Press
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Un equipo de investigadores alerta de que el Ártico está perdiendo masa polar al doble de la velocidad de lo que se pensaba hasta ahora

El último bastión de hielo

El hielo marino más antiguo y grueso del mundo, que cubre cientos de miles de kilómetros cuadrados de océano, al norte de Groenlandia y el ártico canadiense, puede estar en mayor peligro de lo pensado.

El hielo marino del Ártico crece y se encoge con las estaciones, pero hasta ahora este hielo ha perdurado incluso durante los veranos más cálidos registrados. Los científicos llaman a esta región «la última zona de hielo». Dicen que podría perdurar incluso después de que el resto del Ártico esté libre de él en los meses más cálidos, proporcionando un refugio vital para los osos polares, las morsas y otras especies que dependen del hielo marino para sobrevivir. Pero una investigación reciente de la Universidad de Toronto Mississauga sugiere lo contrario. En un artículo reciente publicado en la revista Nature Communications, el profesor Kent Moore y sus coautores describen cómo este hielo de varios años corre el riesgo no solo de derretirse en el lugar, sino de flotar hacia el sur, hacia regiones más cálidas. Esto, a su vez, crearía un «déficit de hielo» y aceleraría la desaparición de la última zona de hielo.

«Este hielo muy antiguo es lo que nos preocupa», asevera en un comunicado Moore, que trabaja en el departamento de ciencias químicas y físicas de la Universidad de Mississauga. «La esperanza es que este área persista en la mitad de este siglo o incluso más. Y luego, con suerte, eventualmente seremos capaces de enfriar el planeta. El hielo comenzará a crecer nuevamente, y luego esta área puede actuar como una especie de semilla».

Con datos satelitales, Moore ha estado estudiando los arcos de hielo que se forman a lo largo del Estrecho de Nares, un canal de 40 kilómetros de ancho y 600 kilómetros de largo que corre entre Groenlandia y la isla de Ellesmere desde el Océano Ártico hasta la Bahía de Baffin.

Moore ya había observado tendencias de advertencia en investigaciones anteriores que indicaban que este hielo está cada vez más en movimiento. «La última zona está perdiendo masa al doble de la velocidad de todo el Ártico», asegura Moore. «Nos dimos cuenta de que  puede no ser t?an estable como la gente piensa».

Su análisis más reciente de datos satelitales dice que el problema puede estar empeorando. Y es que, los arcos a lo largo del estrecho de Nares, que históricamente han mantenido en su lugar la última zona de hielo, se han vuelto menos estables, pese a que son claves en la modulación es la exportación del hielo marino.