¿Por qué no despierta...?

Europa Press
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El estado vegetativo persistente no es lo mismo que muerte cerebral. El coma sucede cuando el paciente pierde su capacidad de pensar y de percibir su entorno, pero conserva la función no cognoscitiva y los patrones normales de sueño

Kurt Cobain, Elisabeth Taylor, Michael Schumacher o la actriz Sharon Stone son famosos que han estado en coma, algunos en más de una ocasión, llamado en ocasiones estado vegetativo persistente, de inconsciencia profunda, que es grave, duradero y por el que el paciente no puede ser despertado por estímulos normales ni dolorosos, sonoros o luminosos, y que es ocasionado por una gran variedad de condiciones.

«El estado vegetativo persistente o coma no es lo mismo que muerte cerebral. Una persona en un estado de coma está viva, pero es incapaz de moverse o de responder a su entorno. El coma puede ocurrir como complicación de una enfermedad subyacente o como resultado de lesiones, como un traumatismo craneoencefálico», subraya el Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidentes Cerebrovasculares de EEUU.

Así, las personas en dicho estado han perdido su capacidad de pensar y de percibir su entorno, pero conservan la función no cognoscitiva y los patrones normales de sueño. Aunque quienes están en estado vegetativo persistente pierden sus funciones cerebrales superiores, otras funciones clave como la respiración y la circulación siguen relativamente intactas. Pueden ocurrir movimientos espontáneos y los ojos pueden abrirse en respuesta a los estímulos externos. 

«Las personas pueden incluso fruncir el ceño, llorar o reír ocasionalmente. Aunque las personas en un estado vegetativo persistente pueden parecer relativamente normales, no hablan y son incapaces de responder a órdenes», remarca.

Sobre sus causas, los médicos que componen Yo, doctor, un portal de divulgación gráfica científica, Guido Rodríguez de Lema y Juan Sánchez-Verde, señalan que pueden existir múltiples, siendo las más frecuentes las lesiones cerebrales traumáticas o por isquemia (como en un infarto cerebral), pero también pueden causarlo intoxicaciones por sustancias o infecciones. «En resumen, cualquier causa que pueda dañar el correcto funcionamiento del cerebro, algunas son más evidentes y otras las estamos estudiando», explican.

Ambos expertos acaban de publicar Medicina Pop (Plan B, Penguin Random House), un manual en el que estos médico-ilustradores explican a través de píldoras visuales las características de una serie de enfermedades y qué celebridades pop podrían padecerlas.

Así, y sobre qué determina la severidad de un coma, Rodríguez de Lema, médico internista de Urgencias, y Sánchez-Verde Bilbao, médico de familia de Urgencias, resaltan que el coma no es una enfermedad en sí misma, sino la manifestación de otras entidades clínicas. 

«La severidad del coma depende de ellas. Por ejemplo, si es por consumo de drogas puntual, lo más habitual es que se recupere al pasar el efecto de estas. Si es porque le han volado un trozo de cerebro pues durará mucho más», mantienen.

Escala Glasgow

Ambos doctores precisan que hay una forma objetiva de medir si alguien está en coma, la denominada escala de Enfermería de Glasgow, que asigna una puntuación en función del nivel de respuesta del paciente a distintos estímulos, de forma que se puede clasificar un paciente desde perfectamente consciente hasta en coma, pasando por diversos grados intermedios.

Sobre su tratamiento, el Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidentes Cerebrovasculares de Estados Unidos señala que, una vez que la persona está fuera de peligro inmediato, el equipo de atención médica se concentra en prevenir infecciones y en mantener un buen estado físico.

«Esto a menudo incluye la prevención de neumonía y úlceras de presión, así como el suministro de una nutrición equilibrada. También puede usarse la fisioterapia para prevenir contracturas y deformidades de los huesos, las articulaciones y los músculos que limitarían la recuperación de quienes salen del coma», agrega.

Sobre la duración del coma, mencionan que ésta variará en función de la causa que la haya originado, y del grado de daño cerebral del paciente: «No es lo mismo un coma inducido por drogas que uno por un traumatismo craneal, o por un accidente ferroviario. El coma, habitualmente, es una situación temporal que persiste más o menos unas semanas y que suele evolucionar a la recuperación o a muerte cerebral. Aunque siempre hay situaciones excepcionales que se alargan indefinidamente en el tiempo».

 Aquí recuerdan que todos hemos escuchado historias de un amigo que ‘se pilló un coma etílico’, y en la mayor parte de los casos estrictamente no sería cierto: «Estar inconsciente es distinto de estar en coma. Nosotros en el libro hablamos del coma poniendo como ejemplo a la bella durmiente, cuyo caso era un Glasgow de 3 y su coma fue reversible gracias al beso del príncipe encantador».