Restos de basura y partes de disfraces abandonados en distintas calles de la capital navarra y otras localidades reflejan que esta Nochevieja algunos la han celebrado a pesar de las restricciones impuestas a la hostelería y el ocio nocturno, lo que ha favorecido varios botellones.

Tras el fin de año de 2020 con toque de queda, la celebración de la Nochevieja de 2021 se vio frustrada cuando el Gobierno decidió el cierre de estos establecimientos a la una de la madrugada, aunque ello no ha impedido sin embargo que muchos jóvenes, no los miles de otros años, hayan querido disfrutar de la fecha aunque fuera en la calle u otros espacios al aire libre.

Las calles del Casco Viejo pamplonés han acogido a gran parte de ellos, algunos disfrazados aunque muchos menos de lo habitual, mientras la Policía Municipal patrullaba supervisando el cumplimiento de horarios y normativa.

El Caballo Blanco, como en otro momentos de la pandemia ha sido el escenario de un botellón, como también ha sucedido en otras localidades en las que la juventud ha querido celebrar la Nochevieja y para ello han elegido diferentes lugares, algunos en el campo al aire libre y en otros casos en espacios cerrados fuera del núcleo urbano.

Así la Policía Foral ha tenido que acudir por botellones a Huarte, Zizur Mayor, Lekunberri y Noaín, en estos dos últimos casos a naves industriales, y a Santesteban, Huarte, Oiz, Andosilla, Sangüesa y Zizur Mayor por molestias al vecinales.