Tacones de aguja y... acción

Charo Barrios
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Las chicas malas llegan de la mano de Ryan Heshka con una historia salvaje llena de mujeres armadas hasta los dientes en la que da la vuelta a los estereotipos como crítica social

Ryan Heshka es un talentoso pintor canadiense enmarcado dentro del surrealismo pop. En su obra combina elementos de ciencia ficción, pin-ups, paisajes helados y deportes imposibles con una estética retrofuturista. Ha expuesto en galerías de medio mundo, grandes museos y son muchos los coleccionistas privados que atesoran su obra, también en España. 

En 2014, recibió un singular encargo de la galería Wieden & Kennedy: crear una instalación multimedia que ocupe todo su espacio. Para ello, Heshka decidió tirar del hilo de una de sus últimas pinturas titulada El club de las chicas malas, en la que un grupo de mujeres armadas hasta los dientes y luciendo glamour hollywoodiense clásico, posan malencaradas.

A partir de ahí nacen una serie de cuadros, un cortometraje en ocho milímetros, murales, obra gráfica seriada y la construcción física en mitad de la galería de la casa donde se reúnen las protagonistas. Como guinda a toda esta instalación conceptual crea el cómic El club de las chicas malas: antes del amanecer, su primera incursión en el mundo de la viñeta, con apenas 30 páginas risografiadas en las que presenta a este elenco de pin-ups subversivas. 

El potencial de estos personajes no se le escapó a los editores de Nobrow, que encargaron a Heshka una novela gráfica protagonizada por las chicas malas.

Al igual que en sus pinturas, el artista juega a combinar elementos tratando de llevar adelante una especie de experimento de sorprendente resultado. En este caso, se suma la dificultad de que a la parte visual tiene que añadir un elemento narrativo, con lo que a estos personajes inspirados en Barbara Stanwyck o Lauren Bacall hay que añadir la dirección de Ed Wood y John Waters al alimón, mientras las mujeres ejecutan coreografías de Busby Berkeley al ritmo de The Cramps. Una mágica combinación de la elegancia de los años 40 unida al macarrismo punk del mundo underground para dar lugar a un género que podría bautizarse como neopulp

A través de sus cómics, lo que Heshka pretende es homenajear esas narraciones folletinescas de consumo popular en las que la acción, la violencia y una leve dosis de erotismo fluían a un ritmo trepidante, entreteniendo y provocando estupefacción a partes iguales. 

El autor aprovecha las licencias del género para elevar al máximo la exageración de conductas ilícitas y dar la vuelta al arquetipo para replantear los estereotipados parámetros del bien y el mal. Utiliza recursos narrativos del pulp como constantes crescendos e impagables momentos de tensión. 

También se sirve de imágenes características de la época pre Comics Code para construir ese ambiente, peleas entre mujeres con evidente carga sensual o la aparición de elementos sobrenaturales y monstruosos.

La evocación de épocas pasadas forma parte también del tratamiento gráfico de esta obra, recreando técnicas vintage pasadas por el filtro de lo contemporáneo. La clásica y austera impresión en duotono de esas antiguas publicaciones se convierte aquí en un rabioso rosa fluorescente y negro mate, utilizando el color como otro elemento cargado de intención y significado, transformando una tonalidad tradicionalmente asociada con lo femenino en un símbolo de fuerza e impetuosidad. 

Y es que en los cómics protagonizados por el club de las chicas malas (Amanecer Rosa y Antes del amanecer), como sucediera en Faster Pssycat, kill, kill!, de Russ Meyers, se subvierte el papel habitual de la mujer respecto al que acostumbraban a ocupar en las películas y novelas de la época, reemplazando la fragilidad y sumisión por una actitud belicosa y desafiante frente a cualquier forma de autoridad.

Y aunque el nivel de transgresión de estos tebeos los sitúe fuera de la órbita militante, no resulta descabellado establecer cierto paralelismo entre esta divertida hipérbole de la puritana América rural de los 50 con el momento actual a nivel mundial, la amenaza de regresar a épocas más oscuras y el retroceso en derechos y libertades.