Un 'anticlasista' de los vinos

Agencias-SPC
-

El Mejor Sumiller de España es un amante de los caldos de precio medio y el producto local

Un ‘anticlasista’ de los vinos - Foto: Pedro Puente Hoyos.

Apostando por vinos de precios medios, proyectos locales y huyendo del esnobismo tan extendido en su mundo, Andrés Conde Laya ha convertido el restaurante que fundó su abuelo en los años 40 en Santander, La Cigaleña, en un «santuario» para los amantes de los caldos. Un templo que le acaba de valer el premio a Mejor Sumiller de España.

Conde Laya se define como un anticlasista de los vinos, una idea que plasma en su carta, compuesta en su mayoría por costes medios (20 a 30 euros), entre las más de 41.000 botellas de su bodega.

«Por ese precio se pueden tomar vinos extraordinarios y que posiblemente, bajo mi punto de vista personal, son mejores que los que valen 200 y 300 euros», apunta.

Por eso opina que «ningún vino vale 500 euros, aunque la uva cueste 100», unos altos costes que achaca a que las zonas de las que provienen son caras de por sí o, incluso, a su uso como activo financiero, un negocio que es muy rentable y ofrece grandes retornos.

En esta línea, el santanderino asegura que le interesa más «el cliente que viene a disfrutar con un presupuesto limitado de 20 euros», frente a aquellos que van a tomar caldos caros «por estatus social». «Los grandes vinos no significan grandes precios», reitera.

Aun así admite que esa concepción del vino no es siempre del agrado del público. «Cuando le dices a alguien que un súper Borgoña por el que ha pagado mucho dinero está pasado de madera y no tiene alma, no lo entienden, no entienden que digas directamente que algo que es caro o reconocido a nivel internacional no merece la pena ni está bueno», apunta.

Por ello, Conde Laya ha diseñado un lugar donde los amantes de los caldos vuelvan, con precios asequibles que ofrecen «un viaje con una copa de vino» a aquellos lugares donde él acude para conocer las bodegas y los métodos de elaboración de los productos.

Proyectos de cercanía  

En La Cigaleña se rehúsa de «las grandes etiquetas de vino más globalizado» y se apuesta por los proyectos personales, de productos poco intervenidos, explica el Mejor Sumiller de España, quien señala que esta apuesta por los pequeños productores y caldos naturales ha supuesto «nadar contracorriente» durante muchos años hasta que el viento ha soplado a su favor.

«Ahora todo el mundo habla de vinos bio, poco solicitados, pero eso aquí lo hacíamos desde hace tiempo, aunque nunca hemos sido partidarios de promocionarlo», reconoce el santanderino.

Conde Laya subraya, además, que como aficionado al vino, lo que más le realiza es poder conocer a las personas que están detrás de la elaboración, la intencionalidad inherente a cada cosecha o las condiciones climatológicas que influyen en el resultado final.

Una historia que aspira a transmitir a sus clientes, puesto que él tiene la «suerte» de poder vivir ese relato de cerca, hablando con los productores y visitando sus bodegas en persona.

Incluir todo lo que rodea al proceso de elaboración de los caldos en una cata es mucho más estimulante que el sabor en sí, ya que reconoce que «el gusto es subjetivo» y por ese tipo de consideraciones rechaza lo que define como «mitificaciones», como la de que el vino mejora con los años.

reconocimiento nacional. La Real Academia de Gastronomía (RAG) nombró el pasado día 4 a Conde Laya Mejor Sumiller de España, un premio que, asegura, nunca buscó y que es fruto del trabajo «de muchas generaciones» y muchas personas, empezando por su abuelo.

El reconocimiento llega en un año muy complicado para la hostelería, en el que admite que ha «sufrido mucho a nivel personal» por la incertidumbre y tras el que vaticina que el consumidor se ha vuelto «más exigente a la hora de invertir su dinero». 

ARCHIVADO EN: España, Gastronomía