Cinco años sin Xavi, el tipo que lo cambió todo

Diego Izco
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El excapitán azulgrana, hoy técnico en Catar (y del Barça en un futuro no tan lejano), dejó un hueco imposible de llenar, pero posible de entender en cuatro de sus frases más recientes

Cinco años sin Xavi, el tipo que lo cambió todo

En junio de 2015, con la Copa de Europa y un nuevo triplete en la mochila, el fútbol español perdía a Xavi Hernández: 17 años en el Barça y una revolución futbolística bajo el brazo, 35 años, el futuro (y el presente) en Catar. Cinco años en cinco palabras: se le echa de menos.  

Gloria a los 28 

«Luis Aragonés me decía: ‘A usted qué le gusta, ¿el fútbol bonito o el fútbol bueno? Usted deme el bueno» 

La España de la ‘Furia’ muere en Irlanda (3-2) y Estocolmo (2-0), en plena fase de clasificación para la Eurocopa de 2008. Luis Aragonés, un técnico asociado a un fútbol hosco, de sobriedad y contragolpe, tira todos sus libros a la basura y toma la decisión que cambia el juego para siempre: se carga a algunos pesos pesados (Raúl a la cabeza) y diseña un plan casi suicida alrededor de futbolistas de inmenso talento y poco físico; la diferencia con algunas de las mejores ‘Españas’ de la historia (aquella de EEUU’94 con Hierro, Alkorta, Nadal, Salinas, Caminero, Voro) es de casi 10 centímetros de media. La gran revolución pivota en torno a un muchacho de Tarrassa que dos años antes, en el Barça imaginado por Rijkaard para ganar la segunda Copa de Europa en la historia del club, no tenía plaza en el equipo: Xavi Hernández. 
Cuando Luis cambia la historia y el dibujo (un 4-1-4-1 ilegible para los adversarios) España no le entiende: el Barça acaba de firmar una Liga horrible (tercero a 20 puntos del Madrid), pero el ‘Sabio’ ha hecho piña alrededor de los ‘bajitos’. Cuatro españoles son habituales en el campeón: Casillas, Ramos, Guti y Raúl. Otros cuatro en el Barcelona: Valdés, Puyol, Iniesta y Xavi. Pero Aragonés ya ha elegido. Cuando la España cainita quiere devorar al viejo Luis en un más que previsible fiasco en Austria y Suiza, la selección rompe todos los esquemas y levanta la Eurocopa de 2008. Ése era el camino: darle la pelota a Xavi,  elegido mejor jugador del torneo. 

 

El dueño del balón

«¿El ‘sextete’? No me quedo tanto con los títulos, sino con la forma en la que disfruté sobre el campo?» 

Cuando ganó la Eurocopa, Xavi tenía ya 28 años. ¿Cómo era posible que ningún entrenador había visto todo lo que había debajo de esos apenas 170 centímetros? Aragonés (ponerle a Senna para barrer el campo a sus espaldas) fue el origen y Guardiola (descubriéndole a Busquets) la constatación del mito. 
En cuanto Pep (excompañero de vestuario de Xavi) asumió las riendas del banquillo, supo a quién entregarle la batuta. «No puedes hacer todo esto sin todo esto», decía en la celebración del histórico ‘sextete’ azulgrana de la 2008-09: el primer «todo esto» eran las seis copas; el segundo «todo esto», la plantilla. No se puede jugar a lo que jugó la España campeona de Mundial y Eurocopas, no se puede jugar a lo que jugó el Barça de Guardiola o Luis Enrique sin Xavi Hernández. El 2-6 del Bernabéu (jornada 34) es la obra maestra del que muchos consideran el mejor futbolista español de la historia: cuatro asistencias, robos de balón, regates... 

 

Sin balón de oro

«Nunca creí que mereciera el Balón de Oro, porque existiendo Messi lo normal es que lo gane él siempre»

En el trienio 2010-2012 llega su consagración como uno de los más grandes medios en la historia del fútbol moderno. Toca cima en 2010, con el Mundial que termina perteneciéndole a Iniesta por el gol, pero en el que Xavi juega un papel decisivo. Como en la siguiente Eurocopa, en la que Del Bosque todavía mejora el atrevimiento de Aragonés al retirar a sus delanteros del mapa y dejar a rivales (como la Italia que encajó el 4-0 de la final) sin referencias. El fútbol era de los centrocampistas, genios de pie fino a quienes se les salía el talento por las orejas: podían parar un partido o acelerarlo tantas veces como quisieran; el único requisito era, claro, el de tener el balón. Escuelas de base correosa como la italiana o de corte físico como la alemana buscaron la pelota con más mimo. Cuando Xavi impartió su última ‘masterclass’ internacional en Kiev ya tenía 32 años. 

 

El entrenador

«Quiero volver al Barça. Pero para empezar un proyecto desde cero» 

De Guardiola dijeron en su momento que ya era entrenador cuando jugaba. De Xavi, exactamente lo mismo. La lenta pero imparable erosión física (jamás la táctico-técnica) le llevaron a tomar la decisión: dijo adiós al Barça al término de la 2014-15, a pesar de que había un acuerdo entre capitán y club para renovar hasta 2018 y se despidió con el segundo triplete de la historia del club. 
Catar es el reto. Primero un exilio dorado siguiendo los pasos de Pep (quien se retiró allá en 2003 en el Al-Ahli), como jugador y entrenador del Al-Sadd. Ahora con el objetivo de ayudar al país en la organización del Mundial de 2022. Y más adelante el Barça, asegura. Llegará una época sin Messi, y habrá que reestructurar un vestuario acostumbrado a pasársela al 10 para que resuelva. El retorno de alguien que le cambió la cara a la historia, como lo hicieron Cruyff o Guardiola, primero desde el césped, no sería un mal punto de partida.