Allí, a las puertas del Ayuntamiento, efigie y portador han sido recibidos por el alcalde de Pamplona, Enrique Maya, miembros de la Corporación municipal y el capellán párroco de la iglesia de San Saturnino, César Magaña.

Tras ese saludo inicial, se han dirigido en procesión al Salón de Recepciones de la Casa Consistorial. La imagen del Ángel de Aralar ha presidido una breve celebración en el altar de la capilla existente en el propio salón. Es el único momento del año en el que se utiliza la capilla. Habitualmente, ese espacio permanece oculto tras un cortinaje y un pendón del Ayuntamiento de Pamplona.

El coro San Fermín Abesbatza ha interpretado dos cantos, 'Mikel, Mikel' de Pascual Aldave, y 'Aleluia', armonización de Fermín Iriarte. El coro ha acudido al acto en una versión de cuatro componentes y director, debido a las medidas de aforo derivadas de la pandemia.

Para finalizar la visita, la efigie del Ángel de Aralar se ha situado en el centro del Salón de Recepciones para poder ser venerada por las personas asistentes. Al igual que el año pasado, las medidas de prevención derivadas de la situación sanitaria por la Covid-19 han provocado que se cambie la tradición de besar la reliquia del Lignum Crucis que porta el Ángel de Aralar para hacer únicamente una reverencia ante la imagen.

La imagen llegó el lunes por la tarde a Pamplona, una semana después del Lunes de Pascua, tras el paréntesis excepcional del año pasado provocado por la Covid-19 y la situación de confinamiento que se vivía en el mes de abril. Permanecerá en la ciudad hasta el domingo 18 de abril. Este año, debido al coronavirus, y tal y como sucedió también en 2020 con la visita realizada en el mes de septiembre, se han reducido las habituales citas del Ángel de Aralar en colegios, instituciones y otras entidades. Principalmente, se le podrá venerar en su recorrido por las diferentes iglesias y parroquias de la ciudad hasta el domingo 18, cuando se despedirá en San Lorenzo.

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