No es abuelo si no es tu abuelo

M. Albilla (SPC) - Agencias
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La discriminación, incluida la lingüística, acompaña muchas veces a las personas mayores, que son apartados de la sociedad por el mero hecho de cumplir años, pero: ¿acaso no se puede ser siempre joven?

No es abuelo si no es tu abuelo - Foto: Foto de MART PRODUCTION vía Pexels

Salvo Benjamin Button, nadie ha conseguido revertir el ciclo de la vida. Y, claro, él es un personaje de ficción ideado por Scott Fitzgerald, así que no cuenta... Por tanto, ante el inapelable ciclo de la vida, solo nos queda tener la suerte de envejecer, hacerlo con la mayor dignidad y respeto del entorno social posible y, como canta Joaquín Sabina, vivir para contarlo. 

Pero... ¿cuándo se hace una persona realmente mayor? ¿A los 60 años como señala la Organización Mundial de la Salud (OMS)? ¿Se entra en la vejez en los países desarrollados a los 65 años, de acuerdo con la ONU? ¿Cuándo y cómo se tiene que tratar a alguien como tal? 

En la actualidad, la sociedad arrastra muchos estereotipos que van unidos a la edad y están vinculados a una herencia social del pasado que poco tiene que ver con la estuctura actual de la sociedad. Por eso, quien se atreva a llamar anciano o abuelo a quien acabe de superar los 60, 65, o alguno más, se llevará, como mínimo, una mirada inquisitiva. Seguro que peor respuesta tendrá quien trate de ningunear a estas personas. ¿Acaso no se puede ser siempre joven? 

El edadismo -un término acuñado en 1968 por el gerontólogo y psiquiatra Robert Butler- es una forma de discriminación social por cuestión de edad que afecta a muchos mayores. ¿Por qué les llamamos a todos abuelos si no son nuestros abuelos? Este sería un ejemplo de los estereotipos (cómo pensamos), los prejuicios (cómo nos sentimos) y la discriminación (cómo actuamos) hacia las personas en función de su edad. 

Un estudio de investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid, la Rey Juan Carlos y la Universidad Nacional de Educación a Distancia ha mostrado que las creencias estereotipadas y negativas hacia las personas mayores afectan a su salud física y emocional.

En la investigación se argumenta que estas creencias son especialmente dañinas en aquellos adultos mayores que, precisamente, se consideran una persona mayor.

«Por ejemplo, si un individuo cree que las personas mayores son un estorbo para la sociedad, ya no pueden aprender cosas nuevas, o tienen un considerable deterioro físico, al comenzar a considerarse como una persona mayor ¿cómo va a continuar con su vida personal como hasta ahora si es un estorbo, no puede aprender cosas nuevas y va a tener deterioro físico?», explicaban los autores.

«Es decir, que estas creencias estereotipadas y negativas sobre el envejecimiento se activarían en el momento que el individuo comienza a considerarse mayor y pueden asociarse a un creciente malestar emocional, como síntomas de ansiedad, depresión y soledad», precisan sobre su estudio estos expertos.

«El envejecimiento es un proceso muy heterogéneo que no va asociado de forma inevitable con enfermedad, dependencia o soledad. Por lo tanto, mostrar una visión más ajustada a la realidad de las personas mayores puede ser clave en la prevención de aparición de problemas de salud (física y mental) en la vejez. Asimismo, trabajar para potenciar una mejor salud en las personas mayores a día de hoy debe incluir la reeducación en creencias menos propensas a estereotipos edadistas», concluyen.

Cuidado con el lenguaje

Con estudios como el anterior se demuestra que los estereotipo y prejuicios sobre la vejez y el envejecimiento funcionan como profecías autocumplidoras modulando la manera como envejecemos. Y es que hay muchas formas de caer en estos estereotipos y una de ellas es el lenguaje. Por ejemplo, la referencia a los abuelos como una persona de cierta edad y no a quien tiene únicamente nietos o nietas. O el típico nuestros mayores. «Las personas mayores no son propiedad de nadie. Utilizar el posesivo para referirnos a ellas les quita autonomía. Las personas mayores son autosuficientes y tenemos que tenerlo presente para defender sus derechos», explica la Fundación 'la Caixa' en el artículo Diccionario del edadismo. También aquí se refiere a la referencia jubilado, ya que este término define una relación con el mundo laboral, pero no implica a todo el colectivo de personas mayores, quienes, aunque hayan dejado su etapa laboral, siguen teniendo mucho que aportar a la sociedad.

Y así, todos a una, más de seis millones de personas, representadas por diversas asociaciones de mayores, sociedades científicas, medios de comunicación, organizaciones empresariales de atención y cuidados y colegios profesionales constituyeron el pasado mes de marzo el movimiento A la vejez, vitales, que nace con el objetivo de colaborar con las instituciones públicas para diseñar un envejecimiento activo y saludable, basado en las políticas sanitarias de prevención.

A la vejez, vitales se crea desde el convencimiento de que una mayor longevidad puede constituir una de las mejores etapas de la vida y con los retos de impulsar políticas de prevención de enfermedades, sensibilizar e informar a los colectivos de personas mayores para mejorar su salud, reivindicar sus derechos y formar parte activa de las políticas públicas sanitarias del país.

Este movimiento se constituye en representación de un grupo poblacional en ascenso que opta por un envejecimiento saludable basado en las políticas de prevención como las que conforman el ejercicio, la dieta saludable o la vacunación contra enfermedades, de mayor prevalencia en las etapas más tardías de la vida. Además, nace con una vocación proactiva de colaboración con las administraciones, nacional y autonómica, de cara a colaborar en el diseño de sus políticas para las personas mayores. El impulso al envejecimiento activo y saludable y el apoyo a cuantas campañas de sensibilización pongan en marcha los poderes públicos serán algunas de sus señas de identidad, en base a la gran experiencia interlocutora de las organizaciones que conforman el movimiento.

Quizá así se pueda alzar la voz al unísono y cantar ese Forever young (Siempre joven) que dice: Ojalá permanezcas siempre joven/Ojalá crezcas para ser justo/Ojalá crezcas para ser sincero/Ojalá siempre conozcas la verdad.