Tras El heredero y El valle de los arcángeles, Rafael Tarradas Bultó se hace fuerte en la novela histórica con La voz de los valientes (Espasa), una trama coral en la que reconoce a los valientes que se jugaron la vida por «los buenos» en pleno nazismo. 

Entre tanto thriller y noir, agradezco el regreso a la histórica. ¿Se siente más cómodo escribiendo en el pasado, como en sus dos anteriores novelas?

Yo escribo de lo que leo y lo que más me interesa es la ficción histórica. Que solo una novela te lleve a otro tiempo es una ventaja, es algo mágico porque descubres no solo una trama, sino también una época y un paisaje diferente. El presente me resulta, aunque el pasado alguna vez también lo fue, más feo. 

La Segunda Guerra Mundial es el telón de fondo de La voz de los valientes. ¿Qué le atrae especialmente de este período?

Es un período interesantísimo en el que los bandos estaban muy definidos, la maldad y la bondad, y es también un tema muy presente porque configuró la Europa que conocemos hoy. Además, ocurrieron cosas tan fuertes que no hemos sido capaces de dejarlo atrás. 

Es alucinante la capacidad que tuvo Hitler para fascinar a millones de personas, como le sucede al conde Fallstein en su novela.

El conde Fallstein es un aristócrata que se dejó seducir por el nazismo, como millones de personas más en aquel momento en el que Alemania pasaba por una época de clara decadencia. A los alemanes les sedujo mucho que empezara a saltarse todo lo pactado en el Tratado de Versalles por abusivo y a mi conde Fallstein también le sedujo. Pero no solo ocurrió eso en Alemania. Hubo partidos fascistas en muchos otros países europeos. El equipo olímpico francés entró en los Juegos Olímpicos de Berlín con el brazo en alto, por ejemplo. En Francia hubo mucho colaboracionismo también.

Muy lejos de ese colaboracionismo está, sin embargo, Hilda, una española casada con el conde, que es una especie de Oskar Schindler.

Sí es una especie de Schindler. Ella es una aristócrata que se casa enamorada, pero va viendo el cambio de su marido. Al principio lo justifica... luego piensa que cambiará, pero cuando ve que llega a un punto de no retorno se enfrenta a él, pero desde el silencio, desde el secreto, ya que ella está ayudando a muchos refugiados y vengando a muchas víctimas. Es un personaje muy redondo con esa dualidad del bien y el mal que todos tenemos muy acentuada. Cuando quiere no tiene piedad y mata a quien tenga que matar, pensando que está haciendo lo justo y cuando hace el bien, también.

¿La literatura es un buen medio para poner negro sobre blanco la labor que hicieron muchos espiando para los aliados, pero que no han pasado a la Historia?

La lista de justos de las naciones es súper extensa y nadie sabe en realidad cuántos pudo haber. Los nazis fueron muy efectivos contra la disidencia y se llevaron por delante a la mayoría de los que pillaban. Si tú ayudabas a un comunista, ibas directo a un campo de concentración. Ser bueno estaba penado entonces.

Poco menos de un siglo después, decenas de personas de diferentes países fueron el año pasado a la frontera de Ucrania con Polonia para ayudar a los ciudadanos que huían de la guerra iniciada por Rusia. ¿Son estos los valientes de la actualidad? 

El valiente es quien arriesga cuando tiene algo que perder. Muchas veces en nuestra vida comulgamos con cosas con las que no estamos de acuerdo. El valiente es el que se levanta y dice que no está de acuerdo, el que rompe con el rebaño. En la Segunda Guerra Mundial hubo muchos valientes, como la protagonista mi novela. Ella piensa que va a morir, está casi segura, pero eso es lo que le quita el miedo, precisamente. Así crea una ruta de escape a través de su castillo y, en paralelo, va de fiesta en fiesta vengando y ajusticiando a quienes cree justificado hacerlo. 

En septiembre del 1939 una poderosa Alemania invadió Polonia. En febrero del 2022 Rusia hizo lo propio sobre Ucrania. Al margen de los tiempos, quizá no hayamos aprendido tanto…

Es que es lo que hicieron los nazis. Primero invadieron Checoslovaquia y nadie dijo nada. Aquí, paso con Crimera, y nadie dijo nada... Si no eres valiente desde el minuto uno, el mal te arrastra. Esto pasa con todo. Adolf Hitler y Vladimir Putin tienen rasgos comunes. La propaganda salvaje, la crueldad con la disidencia, el control de la prensa...

Bultó, su apellido materno, acompaña a la figura de José Manuel. ¿Qué hay de verdad aquí?

Fue un tío abuelo mío y siempre hemos sospechado que fue espía, pero nunca lo hemos sabido con certeza. Entonces tenía como un punto deshonroso ser espía. Eras valiente, pero a la vez estabas traicionando a los que confiaba en ti... Bueno, era duro. 

En realidad, nunca hemos conseguido saber muy bien cuál fue su papel durante la Guerra Civil porque estuvo en ambos bandos, pero sí sabemos que el servicio de espionaje franquista empezó en Barcelona y él era una de las personas de confianza del que lo montó... Hay muchos indicios y yo los traslado a la Segunda Guerra Mundial.

Tres libros en tres años. Las musas del Valle del Tiétar (Ávila), donde se retira a escribir, son muy generosas con usted.

Son muy generosas, sí (risas). Pero no es tanto como parece. Seguro que tú escribes mucho más que yo al cabo del año.