La campaña de la patata arranca con dudas

SPC
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La importación de producto desde Egipto se ha disparado en el último lustro y el consumo cae. Los profesionales advierten de un «ligero» descenso en la producción

La campaña de la patata arranca con dudas

La patata es el producto, dentro del sector de frutas y hortalizas, más importado por España. Con más de un millón de toneladas traídas de fuera en 2023, cifra equivalente al 55% de lo producido, es un tema de especial relevancia para el Comité de Patata de la Federación Española de Asociaciones de Productores Exportadores de Frutas y Hortalizas (Fepex). La importación española de patata ha crecido un 30% en volumen y el doble en valor, un 60%, en los últimos cinco años, totalizando un millón de toneladas compradas y 472 millones de euros respectivamente.

Así las cosas, la campaña de patata ha arrancado con preocupación en el sector debido al aumento de adquisición de producto de Egipto y la caída en su consumo, que ha pasado de los 20 kilos per cápita en 2019 a los 18 en 2023, todo ello, en un contexto en el que los productores advierten de un «ligero» descenso en la producción. Así lo ha explicado el presidente del Comité de Patata de Fepex, Alfonso Sáez, quien ha advertido de que se está produciendo una situación de escasez de la patata de siembra.

Los principales motivos para que se hayan dado este escenario son, por un lado, los efectos del clima, que han desembocado en una caída de la producción debido a las altas temperaturas, sobre todo en países europeos como Francia, Dinamarca y Países Bajos, y un «empeoramiento» del estado de la sanidad vegetal. «Hemos tenido más rechazos de semillas en las parcelas», ha resumido Sáez al hablar de las condiciones de la sanidad vegetal de los cultivos.

Por otro lado, se está produciendo un cambio en la «vocación productiva» de muchos agricultores que, movidos por las «complicaciones» climáticas y el incremento del consumo de patata congelada, han decidido dejar de sembrar patata de siembra por la de industria.

Por provincias, en Sevilla la cosecha va a ser «pletórica» y de «récord» debido a las últimas lluvias, según las estimaciones del presidente de la Organización Interprofesional de la Patata de Castilla y León y responsable de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), Alberto Duque. Según Fepex, en el País Vasco y la Comunidad Valenciana se mantendrá la misma superficie que en 2023; en Castilla-La Mancha y Murcia descenderá «ligeramente» y en Castilla y León, donde se está produciendo en esta campaña un cambio de variedades en «muchas» explotaciones, también se espera que baje.

El presidente del comité de patata de Fepex ha mostrado preocupación por el incremento de la compra de patata de origen egipcio; según los datos de su federación, la importación de este producto ha pasado de 2.463 toneladas en 2019 a 50.488 toneladas el pasado año. En valor, la importación pasó de 1,1 millones de euros a 24,9 millones de euros, con un incremento del 2100%, según los datos de la federación de productores. Y si Egipto es el primer proveedor extracomunitario del mercado de importación español, a escala comunitaria Francia refuerza su posición como suministrador más importante con unas importaciones de 772.040 toneladas en 2023, un 29% más que hace cinco años, por un valor de 297 millones de euros, un 57% más que en 2019.

En uno de esos quiebros difícilmente comprensibles que hacen los mercados, la exportación española también ha crecido, situándose en 2023 en 390.696 toneladas, un 28% más que hace cinco años, por un valor de 205 millones de euros (+34%), siendo Portugal el primer destino, con 161.389 toneladas la campaña pasada.

Más presencia.

El consumo en los hogares es otro de los frentes que preocupa al sector pues, en los últimos años el consumo de patata ha caído, acumulando un descenso del 11,7% en el último lustro, según cifras de Fepex. Si en 2019 el consumo per cápita era de 20,2 kilogramos, hasta noviembre de 2023 la cantidad ha bajado hasta los 18,9, según los últimos datos del Ministerio.

En este contexto, ha ganado presencia la patata congelada, que, aunque no representa aún unas cifras «muy llamativas», deja intuir un cambio en las tendencias de consumo que benefician los productos congelados como, en este caso, la patata. Los españoles han pasado de consumir 0,9 kilogramos de patata congelada por persona en 2019 a 1,10 en 2021 y 1,13 en 2023, según los últimos datos del Ministerio analizados en el año móvil a noviembre del pasado año.

Los motivos radican, según Sáez, en los propios hábitos de consumo de los ciudadanos: «Comemos más fuera de casa y, en el hogar, usamos más productos congelados», bien sea por la «comodidad o por el precio». El responsable de COAG también ha destacado el incremento de la compra de patata transformada.

Por otra parte, inquieta también la creciente dificultad en materia de protección de cultivos, siendo imprescindible que haya soluciones y productos alternativos nuevos antes de prohibir taxativamente los fitosanitarios que se emplean actualmente. Se trata de una situación compartida con otros cultivos, como el ajo o la remolacha, que se debe a la intención de la Unión Europea de limitar el uso de estos productos sin garantizar la existencia de otros que puedan cumplir la misma función a un coste similar.

Con relación a la Política Agraria Común, Fepex reitera la necesidad de que se incluya la patata dentro de las intervenciones sectoriales del Plan Estratégico Nacional con el fin de que se puedan constituir organizaciones de productores y se implementen programas operativos.