Kersten, Georg, Dani, Gabriela y Johannes son cinco de los alemanes que llegaron ayer a España en la primera jornada de reactivación del turismo internacional después de tres meses de cierre por la pandemia y todos coincidieron en que en Mallorca, el primer destino en abrirse del país, se sienten seguros frente al coronavirus.
Minutos antes de las 11 horas aterrizó en el aeropuerto de Palma el vuelo que los trajo desde Düsseldorf, el primero del plan piloto impulsado por el Govern balear, bajo el control del Ejecutivo central, para probar los protocolos de seguridad que regirán cuando se reabran de forma generalizada las fronteras a visitantes europeos, que, según anunció el presidente del Gabinete, Pedro Sánchez, será el próximo día 21 y no el 1 de julio como se había declarado con anterioridad.
En medio de una expectación mediática que en Mallorca no se vivía desde los días clave del juicio del caso Nóos, con periodistas de medio centenar de medios flanqueando un pasillo abierto para los viajeros por la Policía y seguridad privada en la zona de llegadas, el primero en aparecer fue Kersten, que viajaba solo con una mochila porque tiene casa cerca de Manacor, aunque, en esta ocasión, ha contratado un paquete con vuelo y hotel. «Todo el mundo estaba feliz en el avión», remarcó, antes de asegurar que se encontraba «tranquilo» respecto a su salud porque sabe que en Mallorca la situación sanitaria es similar a la de su país. La misma impresión tenía Georg, que viene a la capital balear «varias veces al año» y confía en disfrutar de «unas vacaciones tranquilas» acompañado de su pareja. «Amamos la isla», subrayó.
Dani, también acompañado de su pareja, llevaba dos semanas de vacaciones en casa cuando escuchó la «buena noticia» de la puesta en marcha del plan piloto y se lanzó a hacer una reserva para pasar unos días en un hotel de Palma. A él, como a otros visitantes alojados en el hotel Riu Concordia, el personal del complejo turístico les recibió con aplausos a su llegada al establecimiento, que ha sido acondicionado parra cumplir con las medidas de seguridad sanitarias establecidas para prevenir la expansión del coronavirus.
Un caso especial entre los viajeros del primer vuelo internacional a España de la nueva normalidad es el de Johannes, de 65 años. Él no llega a la isla de vacaciones, sino a su casa de Palma, una ciudad que conoce desde hace casi 30 años. Al no tener su residencia legal en Mallorca no había podido viajar antes, pero ahora ha decidido hacerlo para casarse con su novia, brasileña residente en la capital balear a la que no ve desde hace cuatro meses y con la que quiere formalizar su relación en el castillo de Bellver. Mañana tienen previsto acudir al Ayuntamiento para poner el proceso en marcha.
La idea original del Govern balear era adelantar la reapertura de fronteras en Baleares dos semanas respecto al conjunto de España, pero finalmente el Gobierno ha fijado el 21 de junio como fecha de apertura a los países del espacio Schengen. Aunque este cambio de planes desdibuja el proyecto, se mantienen los vuelos 47 vuelos previstos en el plan piloto prevé traer a Mallorca, Ibiza y Menorca a 10.900 viajeros alemanes, que quedan exentos de mantener la cuarentena de 14 días que hasta el próximo domingo sigue siendo obligatoria para el resto de viajeros que vengan del extranjero.
Para el Ejecutivo autonómico, cuya presidenta Francina Armengol ofreció una rueda de prensa en uno de los hoteles reabiertos para subrayar la importancia del proyecto, lograr recuperar parte de una temporada turística que ya debía haber comenzado es vital para reducir el impacto del parón por el coronavirus en la economía de las islas, estimado inicialmente en el 30 por ciento del PIB anual. «Porque cerramos los primeros y hemos sido muy responsables, ahora podemos abrir los primeros», enfatizó la dirigente socialista, que pidió responsabilidad a los turistas para cumplir con las medidas de prevención establecidas.
Y es que, a su llegada, los viajeros tienen que cumplimentar un cuestionario de salud, ser sometidos a un control de temperatura y facilitar su teléfono para que los servicios públicos sanitarios de las islas puedan hacer un seguimiento en caso de que se detectase un positivo dentro del mismo grupo.