La Segunda Guerra Mundial dejó numerosas marcas en los edificios de Berlín, cicatrices provocadas por bombas y proyectiles, restos aún visibles si uno sabe a dónde mirar.
La capital de Alemania es una ciudad en constante reconstrucción, pero hay algo que no ha cambiado en estas últimas décadas: el recuerdo de la batalla que los soviéticos mantuvieron durante varios días con lo que quedaba del ejército alemán, que a pesar del suicidio de Adolf Hitler, el 30 de abril, siguió luchando hasta el 8 de mayo de 1945. Las marcas de esta feroz lucha calle a calle se mantienen.
Uno de los lugares donde se pueden ver es la Isla de los Museos, en el río que atraviesa el centro de la ciudad. Fue una de las zonas más afectadas durante los bombardeos de las fuerzas aliadas sobre Berlín, y todavía hoy, con los museos reconstruidos, se ven las huellas de balas en los edificios, sobre todo del Neues Museum y la Alte Nationalgalerie. El responsable del área de construcción de los Museos del Estado, el doctor Ralf Nitschke, explica que los edificios son propiedad de la Fundación del Patrimonio Cultural Prusiano, además de estar considerados como Patrimonio de la Humanidad.
Las cicatrices de la segunda guerra mundial - Foto: CLEMENS BILANLa decisión de preservar estas «trazas de la Historia», aclara, pertenece a la Oficina de Monumentos Estatales de Berlín, que en el caso de los museos, consideró posible mantener estas marcas en la fachada de la Alte Nationalgalerie.
Por su parte, el Neues Museum resultó muy dañado durante los bombardeos y posterior batalla de la ciudad, y no se terminó de restaurar hasta 2009, integrando en su interior columnas y paredes dañadas por la contienda, y que ahora son una pieza más de la colección.
Otra suerte han corrido algunos monumentos de la capital a la hora de ser reconstruidos. En algunos casos, explica Nitschke, «el daño podría ser demasiado grande», y debía ser cerrado para evitar desperfectos estructurales graves.
Las cicatrices de la segunda guerra mundial - Foto: CLEMENS BILANEsto también requiere de un protocolo específico de restauración, y el proceso implica «utilizar idealmente el mismo material que el del edificio», según Nitschke. Aunque esto no fuera posible, aclara, y se utilice otro material, «se debe de poder ver lo que se ha añadido», es decir, las paredes restauradas deben dejar claro que antes estaban cubiertas de balazos.
No hay ejemplo más claro de esta restauración que el monumento probablemente más característico de toda la ciudad, la Puerta de Brandeburgo. En sus columnas se observan los lugares en los que antaño estallaron granadas, saltaron restos de bombas lanzadas por los aviones aliados y rebotaron balas durante la Batalla de Berlín.
Otra restauración interesante es la del propio Reichstag, sede del Parlamento alemán e imagen icónica del final de la guerra con una fotografía de un soldado soviético ondeando su bandera sobre el edificio. Después de quedar muy dañado por un incendio en 1933, por los bombardeos posteriores y por la batalla que se libró en su interior, su reconstrucción dejó visibles los agujeros de bala en la fachada del edificio. Hay restos de la contienda incluso en los pasillos, donde una remodelación de 1994 sacó a la luz unos graffitis de los soldados soviéticos durante el enfrentamiento.
Las cicatrices de la segunda guerra mundial - Foto: CLEMENS BILANCalles y restaurantes
En una zona ahora comercial y turística, alrededor de la estación Friedrichstrasse, muchos restaurantes mantienen las marcas en sus fachadas, tan integradas que no siempre son detectadas por los turistas. Algunos, eso sí, han tenido que cubrirlas para evitar daños a su infraestructura, pero siempre dejando señal de lo que un día hubo allí.
Pero la Batalla de Berlín no solo se desarrolló en las calles centrales de la ciudad. Edificios de todo Berlín muestran todavía lo que fue la Segunda Guerra Mundial en la ciudad, con rastros de balas y granadas en muchas calles, como en Leibnizstrasse. En ella se observan marcas muy curiosas en un puente ferroviario que se mantiene desde antes de la guerra. En las paredes de ladrillo se ven los agujeros, pero también en las vigas de metal que lo sostienen. Al ser un punto de control muy batallado, la concentración es muy destacable.
Tampoco se libran los cementerios de la ciudad. Algunos de ellos fueron completamente destruidos por las bombas, pero otros se mantuvieron en pie hasta ser un punto más en la batalla en la primavera de 1945. Todavía hoy las tumbas y mausoleos de algunos de ellos dan una idea de la cantidad de fuego intercambiado por ambos bandos.
Edificios abandonados, grandes superficies comerciales, museos y monumentos mundialmente famosos recuerdan lo que ocurrió allí hace ahora 75 años, elevando a la ciudad de Berlín a la categoría de ejemplo de modernización respetando los «desperfectos» que a veces puede causar la Historia.