Promesas de verano

SPC
-

Las parcelas productoras de IGP Melón de La Mancha están ahora recibiendo los plantones para que el fruto, amparado por la marca 'Campo y Alma Castilla-La Mancha', llegue al consumidor en julio

Promesas de verano - Foto: Rueda Villaverde

Entre los muchos productos agroalimentarios de calidad que ofrece Castilla-La Mancha el melón es uno de los más característicos, hasta el punto de que está amparado por la Indicación Geográfica Protegida Melón de La Mancha y cuenta con el respaldo de la marca 'Campo y Alma Castilla-La Mancha'. La llegada a los mercados de esta apetecible fruta veraniega en el mes de julio es lo que perciben los consumidores, pero tan solo representa una pequeña parte del largo ciclo de este cultivo. Precisamente en estas fechas los agricultores están trasplantando los plantones a las parcelas en las que se desarrollarán la matas durante los próximos meses hasta dar el fruto. Pero todo empieza antes.

Entre los meses de octubre y noviembre, poco después de terminar la recolección, se realiza la primera labor en la tierra con cierta profundidad (30 o 40 centímetros), al objeto de conseguir un buen mullido de las capas inferiores. Ya en el mes de febrero se realiza otra labor superficial de desmenuzado de los tabones que pudieran haber quedado en el terreno. Y una vez preparada la superficie se procede al marqueo de la parcela, es decir, se deja señalada la distancia que habrá que respetar entre una fila y la siguiente de plantación.

Con estas labores completadas y ya en el mes de abril es cuando se trasladan a la parcela las pequeñas plantas de melón, proceso que abarca hasta el mes de julio, de manera que a cosecha se espacia, no se produce exceso de oferta en el mercado y además se alarga la temporada de producción. Esta plantación se hace cuando las plántulas tienen al menos la primera hoja verdadera bien desarrollada y se trata de un trabajo manual, sin la participación de maquinaria, algo que seguramente el consumidor no piensa cuando elige su melón en la frutería.

Promesas de veranoPromesas de verano - Foto: Rueda VillaverdeDurante el ciclo vegetativo se llevan a cabo labores de escarda y descuaje; esta última acción consiste en la eliminación de frutos en las plantas con exceso de ellos para obtener los tamaños y pesos comerciales adecuados. Las plagas y enfermedades que afectan al cultivo durante la época de desarrollo son las provocadas por el ataque de insectos (áfidos) y hongos (oídio). Ambas son consideradas endémicas en la zona y para su prevención y control se utilizan técnicas respetuosas con el medio ambiente, tanto culturales como de lucha integrada.

La cosecha comienza con la corta, que se realiza también manualmente. Los frutos se depositan a lo largo de las hileras, para ser posteriormente cargados en remolques. La frecuencia de recolección varía de dos a tres veces por semana con tiempo cálido, a una vez por semana cuando el tiempo es más frío. Este proceso se inicia a mediados de julio y finaliza en octubre y se registran producciones medias, según época de plantación y variedad, de entre 25 y 50 toneladas por hectárea.

Pero una vez recogido ha de ser tratado con mimo y la IGP establece unos criterios que hay que cumplir para que los melones lleguen a las tiendas en perfecto estado. La descarga de los frutos se realiza en los centros de manipulación y envasado de las estructuras agrarias organizadas de comercialización, en las que se lleva a cabo el pesado, la identificación de cada partida y el resultado del control de calidad a la entrada. El melón se almacena siempre en instalaciones bajo cubierta, a temperatura ambiente con la humedad y la ventilación adecuadas para asegurar su correcta conservación.

Promesas de veranoPromesas de verano - Foto: Tomás Fernández de MoyaEl calibrado del Melón de La Mancha vendrá determinado por el peso de cada fruto, comprendido siempre entre 1,8 y 4 kilos; todos ellos son procesados en cintas de elaboración en las que se separan las piezas que no reúnan las características de calidad necesarias. A la hora de prepararlos para la venta, el peso del más grande de la caja no puede en más del 30% el peso del más pequeño.

Los controles son exhaustivos. En cada palet existe una etiqueta de trazabilidad que permita identificar al productor (o productores) que haya suministrado los melones, las parcelas de origen y la fecha del envasado y es obligatoria una marca de control de expedición específica. Además se comprueba cada partida mediante muestras globales para evaluar la conformidad del calibrado realizado en el envasado. Por si esto fuera poco, también se revisa en cada partida, mediante muestras reducidas, la conformidad de los melones con los criterios de madurez, no vitrescencia de la pulpa y no desprendimiento de las semillas. Todos estos controles tienen un carácter minucioso y sistemático y corren a cargo de profesionales con un conocimiento especializado de las características del producto.

¿Por qué una IGP?

El Melón de la Mancha cuenta con la protección de la marca 'Campo y Alma Castilla-La Mancha' (campoyalma.com), que distingue a los productos producidos, elaborados o transformados en la región acogidos a una denominación de origen protegida (DOP) o indicación geográfica protegida (IGP) y que, a través de su portal de venta market.campoyalma.com, ofrece los consumidores la oportunidad de adquirir estos deliciosos manjares sin moverse de casa.

Pero también está amparado bajo su Indicación Geográfica Protegida desde 2010, lo que quiere decir que cuenta con unas características propias. El melón piñonet o piel de sapo (se trata de la variedad) es uno de los cultivos sociales hortícolas característico de la comarca natural de La Mancha, particularmente representativo de la zona nororiental de la provincia de Ciudad Real. Según el Ministerio de Agricultura, el 35% de la producción nacional proviene de esta comarca, en la que su cultivo constituye un buen complemento para las explotaciones familiares agrarias, cuyos ingresos principales proceden principalmente de la viña y los cereales.

Muy probablemente, el cultivo del melón fue introducido en La Mancha por los árabes. El vínculo de este producto con la zona puede acreditarse por la inclusión del Melón de La Mancha en el Inventario Español de Productos Tradicionales del Ministerio.

Esta IGP tiene en cuenta también algunos rasgos que lo distinguen de melones procedentes de otras áreas de cultivo: las características naturales edafoclimáticas de la zona; la manera particular de cultivo y producción, que gozan de un fuerte arraigo; la antigüedad del cultivo y su permanencia a lo largo del tiempo; o unas particularidades cualitativas únicas. El Inventario del Ministerio afirma que el producto goza de una identidad basada en el color, sabor y textura específicos de la variedad, proporcionados por las peculiaridades de las tierras de la zona de cultivo, y destaca la textura y la ausencia de fibrosidad en la pulpa, así como la jugosidad y dulzor de la carne.

Al término de la campaña pasada eran 43 los agricultores que cultivaban melones acogidos a la IGP. Se trata de un producto que se consume mucho de manera local, pero que también se distribuye por toda España y llega al extranjero, con Francia y Holanda como principales compradores fuera de nuestras fronteras. Además, estas exportaciones permiten un desahogo en casos de acumulación de frutos por exceso de producción o por solapamiento con otras zonas productoras.

Con el verano ya a la vuelta de la esquina (aunque por clima pareciera que ya ha llegado), se hace la boca agua pensando en esta fruta tan jugosa y apetecible durante los días de canícula. Pero toca esperar, porque apenas están empezando a tocar la tierra la plantas que dentro de tres meses comenzarán a regalarnos uno de los bocados más dulces de Castilla-La Mancha. Y, gracias a market.campoyalma.com, disfrutar en casa de este producto local, sostenible y de calidad nunca ha sido tan sencillo.