A la espera de que se cosechen las últimas hectáreas en León, se da por finalizada la campaña de maíz en la Comunidad, con una producción media de 13.246 kilogramos por hectárea, algo mejor que el año anterior, pero aun así, lejos de los mejores años principalmente por la sequía y las restricciones de riego.
Para mejorar los rendimientos, desde el año 2001, la Comunidad participa en el grupo para la evaluación de nuevas variedades de cultivos extensivos que se desarrolla en diez comunidades autónomas (GENVCE). Son ensayos para comprobar cuál es el comportamiento agronómico de las nuevas variedades, en este caso de maíz. Los resultados se acaban de publicar tras estudiar 18 variedades en campos de ensayo realizados en Fresno de la Ribera (Zamora), Arabayona de Mógica (Salamanca) y San Juan de Torres (Salamanca).
Como explica el responsable del plan de experimentación agraria del Itacyl, Gabriel Villamayor, hay que tener en cuenta que este cultivo «tiene un potencial de crecimiento importantísimo porque cada año aumenta un uno por ciento el rendimiento gracias a la mejora genética». En estos ensayos se han alcanzado rendimientos de 22.000 kilogramos por hectárea, aunque, matiza Villamayor, hay que restar un 15-20 por ciento para tener un dato más real porque en las condiciones especiales de microparcelas produce más.
«No todo el mundo puede llegar a 20.000 kilogramos, pero sí a cifras de 16.000 y 17.000 kilogramos para ser verdaderamente rentables. El precio está bajando mucho y necesitamos aumentar los rendimientos para equilibrar las pérdidas por la subida de los inputs», detalla.
Caída en la lonja. La lonja marca un precio de 205 euros por tonelada, es decir, muy por debajo de lo que se considera rentable, que sería como mínimo por encima de los 250 euros por tonelada. El aumento de la cosecha en Argentina y, especialmente, las exportaciones de Ucrania por la guerra y la situación en el canal de Suez, por donde habitualmente salía el grano hacia China, son algunos motivos de esta caída que también explica la disminución en la superficie.
El maíz es el cuarto cultivo en importancia en la Comunidad con 101.832 hectáreas, con 6.744 menos respecto a la campaña anterior. Castilla y León es la primera Comunidad a nivel nacional seguida de Aragón con 54.716 hectáreas. Ambas comunidades representan el 63 por ciento de la superficie española de un cultivo cuya superficie mundial sigue concentrada en cuatro países: EEUU, China, Brasil y Argentina.
El sector está pendiente de la flexibilización de la PAC, ya que la Comisión ha propuesto que la rotación de cultivos deje de ser obligatoria y pueda suplirse con la diversificación de cultivos. Solo en León hay 19.000 hectáreas que ya no tendrían que rotar esta campaña y podrían repetir de nuevo con el maíz.
Agronómicamente, este cultivo ha demostrado que puede sembrarse año tras año en la misma parcela sin bajar el rendimiento. «Tiene mucho rastrojo que luego se incorpora al suelo y mantenemos la materia orgánica. Además, se suele abonar correctamente, así que el cultivo no esquilma el suelo», precisa Villamayor. Los ensayos reflejan que el maíz extrae entre 14 y 17 unidades de Nitrógeno, 7 unidades de Fósforo y 8 unidades de Potasio por cada 1.000 kilos de producción.
Para Gabriel Villamayor, otra de las claves es la rapidez de su fotosíntesis, diferente a las demás, que requiere niveles adecuados de Fósforo. La velocidad de siembra debe ser lenta, 4-5 kilómetros por hora para que el campo sea homogéneo y nazca a la vez. Uno de los aspectos más delicados es la floración, que si coincide con un momento de estrés hídrico la producción puede reducirse hasta 3.000 kilogramos por hectárea. Desde el Itacyl recomiendan utilizar al menos dos variedades para tener al menos dos fechas de floración (En su web se puede consultar la fecha de floración de cada variedad).