Al igual que las vísperas ayer y la octava el próximo día 14 de julio, el acto se ha mantenido pese a la suspensión del programa oficial de los sanfermines, ya que las tres son celebraciones religiosas ligadas a la parroquia donde se guarda la imagen del santo y no al consistorio pamplonés.
La COVID-19 ha obligado a restringir el aforo al 75 % de la capacidad del templo y ha motivado la suspensión de la tradicional procesión que con la imagen del santo todos los 7 de julio se hace por las calles del Casco Viejo de la ciudad, con la participación del cabildo catedralicio, alcalde y concejales vestidos de gala, junto a timbaleros, maceros, clarineteros, txitularis, escolta, gaiteros, la Comparsa de Gigantes y Cabezudos y La Pamplonesa.
San Fermín acoge a 282 feligreses en su día más 'atípico' - Foto: Jesús Diges
Sí ha participado, como en ocasiones anteriores pero en un número muy reducido, la Capilla de Música de la Catedral, dirigida por Aurelio Sagaseta.
El arzobispo de Pamplona y Tudela, Francisco Pérez, ha presidido la eucaristía acompañado de su obispo auxiliar, Juan Antonio Aznárez, y del recién nombrado arzobispo de Pointe-Noire (República del Congo), el pamplonés Miguel Ángel Olaverri.
También han asistido en lugar destacado el alcalde de Pamplona, Enrique Maya, y los miembros de la Corte de San Fermín, cofradía que promueve el culto del primer obispo de Pamplona.
A él se ha referido el arzobispo actual en su homilía, en la que ha reconocido "la fuerte experiencia de devoción a la fiesta de San Fermín" que existe "en el corazón de todos los pamploneses y de todos los navarros", aunque ante la suspensión de los sanfermines ha diferenciado los festejos de "la fiesta del santo, que sigue en pie".
También ha tenido un especial recuerdo para quienes han sufrido COVID-19 e incluso fallecido por esta enfermedad, y ha finalizado la celebración eucarística con un "Viva San Fermín, gora San Fermín" que ha sido respondido de forma entusiasta por los fieles presentes.
Han sido muchos pamploneses los que no han podido asistir a la misa debido a la restricción del aforo decretada para frenar los contagios de la COVID-19, si bien también han sido muchos quienes han seguido su desarrollo por televisión, e incluso en el exterior del templo había ciudadanos que aguardaban su conclusión para poder saludar a la imagen del santo, una vez que se han limpiado y desinfectado los bancos.