Llevar un botiquín de viaje en vacaciones no sólo es una recomendación, sino también una medida de prevención muy práctica. Y es que los imprevistos se caracterizan es porque pueden ocurrir en cualquier momento o lugar. Por ello, el enfermero Javier Gilsanz detalla los elementos básicos que debe contener: material de curas (gasas, apósitos, esparadrapo, tijeras pequeñas, pinzas, antiséptico y solución hidroalcohólica), medicamentos comunes (analgésicos y antipiréticos, como paracetamol e ibuprofeno, antihistamínicos, antidiarreicos, laxantes suaves, antiácidos y termómetro) y documentación médica (tarjeta sanitaria, seguro de viaje, historial médico si es relevante). Además, para viajar a un destino tropical es fundamental incluir repelente de insectos, antipalúdicos (si es zona de riesgo), sales de rehidratación oral, mosquitera y productos para potabilizar agua. Por último, cabe señalar otros productos no farmacológicos útiles y a menudo olvidados, tales como el protector solar y labial, tapones para los oídos y antifaz, gel hidroalcohólico, toallitas húmedas y enzimas digestivas o probióticos.