Oxfam Intermón denunció ayer que el 53,8 por ciento del valor de la riqueza en España se concentró en 2022 en manos del 10 por ciento de la población, y un 22,4 por ciento en las del 1 por ciento más rico, al tiempo que el 50 por ciento de los hogares más pobres apenas acapararon el 7,8 por ciento del total nacional y vieron reducida su riqueza neta promedio, según sostiene la ONG en su informe Desigualdad S.A., Filial en España.
El documento subraya que, en los últimos 20 años, la brecha entre una familia situada en el 50 por ciento más pobre y otra del 10 por ciento más acaudalado se ha duplicado. Estas dinámicas se habrían producido, explican desde la organización, por el creciente porcentaje del Producto Interior Bruto (PIB) que suponen las rentas de capital, concentradas en unas pocas personas, frente a las rentas del trabajo.
A esta tendencia se debe añadir la evolución de la riqueza financiera, ya que el peso de los activos financieros sobre la riqueza bruta casi se ha doblado durante los últimos 20 años, y el 79,2 por ciento del valor de los mismos está en manos del 10 por ciento de las personas más acomodadas.
Entre estas, Oxfam Intermón señaló que cerca de la mitad de las 50 grandes empresas españolas tienen una vinculación «significativa» con el 1 por ciento más pudiente vía propiedad de dichas compañías o por su presencia en los órganos directivos de los mismos, lo que «exacerba la desigualdad».
El documento recoge que existe una «amplia concentración» en algunos sectores, como en el caso del eléctrico y el energético suponiendo el 86,1 de la cuota de mercado. Solo dos petroleras suman 4.800 estaciones de servicio, casi la mitad de la distribución nacional de combustibles fósiles. De forma similar, solo tres de los principales bancos nacionales acapararon el 63 por ciento de los activos del sector financiero.
Estas concentraciones se plasmarían en «comportamientos contrarios a los intereses de la mayoría» por la manipulación de precios, prácticas anticompetitivas o, en el caso de las entidades financieras, por la negativa a remunerar los depósitos en línea con la subida de tipos de interés del Banco Central Europeo (BCE). Los únicos beneficiados serían los accionistas y altos ejecutivos de las empresas, a los que Oxfam Intermón califica de «minoría privilegiada».
«Los datos nos muestran una distribución desproporcionada con energéticas y bancos registrando crecientes beneficios, traducidos en retribuciones millonarias a accionistas y altos ejecutivos, mientras que 14 millones de personas en nuestro país ven cómo han aumentado los costes de su hipoteca y 17,1 por ciento de personas no podía permitirse mantener su casa caliente», manifestó el director general de Oxfam Intermón, Franc Cortada.
Poca creación de empleo
A pesar del alza del 16 por ciento en las ganancias, estas firmas apenas crearon un 0,1 por ciento más de empleos en 2022, en paralelo a un incremento de los sueldos medios de los miembros de los consejos de administración del 19 por ciento y a una revalorización del salario medio de sus trabajadores del ocho por ciento. En promedio, un empleado raso tardaría 91 años en ganar lo que el primer ejecutivo gana en un solo año. Por otro lado, la desigualdad de género persiste en estas empresas, con las mujeres ganando un 15 por ciento menos.