Un pastel que sabe a Gloria

SPC-Agencias
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El dulce luso más popular, con masa crujiente de hojaldre y relleno de crema, corona a una confitería de Amadora

Un pastel que sabe a Gloria

Nació en junio con el nombre de Confeitaria Glória y, como si de una premonición se tratase, no ha tardado ni medio año en llegar a lo más alto y hacerse esta semana con la corona más codiciada por los reposteros en Portugal: el título de mejor pastel de nata.

Con su masa de hojaldre crujiente y su relleno de crema, el dulce más famoso del país luso tiene nuevo campeón, elegido en el Congreso de los Cocineros celebrado en Oeiras, a las afueras de Lisboa, y en el que participaron cuatro decenas de establecimientos del área metropolitana de la capital.

El vencedor es Glória, una confitería de la localidad de Amadora y que tiene claro el secreto para un buen pastel de nata: «Que sea crujiente, el hojaldre, la crema aterciopelada, la dulzura en su punto justo... Hay algunos trucos», relató su gerente, João Castanheira.

El local abrió sus puertas hace unos meses, pero Castanheira tiene años de experiencia en la confección de este manjar y la corona no le es extraña, pues ya la ganó en 2012, 2013 y 2015 con la pastelería Aloma, su otra empresa.

Las recetas de Glória y de Aloma son distintas. ¿Cuál de los dos pasteles es mejor? «Es diferente», afirmó entre risas, sin revelar el secreto.

Este año fue Glória quien conquistó a un jurado integrado por pasteleros, críticos gastronómicos, enólogos y otros especialistas que, durante la final en el Congreso de los Cocineros, analizó cada dulce en un minucioso proceso que implica los cinco sentidos.

Los pasteles entran primero por los ojos: se observa su exterior para determinar su color, su punto de cocción y su forma. Después se aprieta levemente, para calibrar cómo cruje con el tacto y el oído.

Se acerca a la boca, se percibe su olor y, solo en este punto, por fin, entra en juego el gusto.

Un pequeño mordisco al hojaldre termina de confirmar si la masa es lo suficientemente crujiente, y una segunda prueba ataca el interior, para saborear la crema y paladear su textura.

«Todo sumado hace un buen pastel de nata», explicó una de las juezas, la pastelera Andreia Moutinho, que señaló que los ingredientes de calidad y una correcta ejecución de la técnica son clave para conseguir un dulce exquisito. Si bien es cierto, el nivel sube año a año, aseguró Moutinho, que ya ha participado como jurado tres veces. «Se ve que la preocupación técnica es muy grande: quien viene sabe hacer pasteles de nata muy bien», añadió.

Este año, el jurado vivió un desafío cuando el concurso se convirtió en una auténtica prueba a ciegas por un fallo eléctrico que dejó en penumbra el pabellón. Afortunadamente, el percance solo duró unos minutos y pudieron seguir degustando pasteles sin problema, para escoger al vencedor: Glória.

Seña de identidad

Esta confitería fabrica actualmente unos 300 de estos dulces al día, pero espera que la distinción atraiga más clientes y haga disparar las cifras. «Va a subir mucho. Cuando ganamos con Aloma, pasó», recordó Castanheira.

El pastel de nata se ha convertido en una seña de identidad de Portugal, donde se puede encontrar en cualquier pastelería o cafetería. «Es nuestro producto número uno, a nivel identificativo. Incluso en el extranjero, cuando hablan de Portugal, hablan del pastel de nata», manifestó este empresario, que ha expandido fronteras y tiene una tienda de Aloma en Madrid.

La fecha exacta en la que nació este postre típico luso es incierta, pero su origen es conventual.

Algunos lo sitúan en el Monasterio de los Jerónimos, en el barrio lisboeta de Belém, hoy ampliamente afamado por estos pasteles y que tiene en exclusiva la denominación «pasteles de Belém», con una receta guardada bajo siete llaves.

En el resto de confiterías y pastelerías, el dulce se llama simplemente pastel de nata.

¿Hay pasteles de nata mejores que los pasteles de Belém? «Los de Glória», aseveró, sonriente, el nuevo rey del mayor dulce de Portugal.

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