"Quería conocer cómo ha sobrevivido la tauromaquia"

Juana Samanes
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Multidisciplinar. Este joven cineasta italiano tiene muchas aficiones, entre ellas 'storytelling', el arte de narrar historias con el máximo respeto argumental

Fotografía de Alessandro Pugno

Alessandro Pugno es italiano pero vive y trabaja en España desde hace una década. Licenciado en Filosofía y artista multidisciplinar, es fotógrafo, poeta, experto en storytelling y hasta ahora realizador de documentales, muy interesante es A la sombra de la cruz (2012) sobre la escolanía del Valle de los Caídos. Con Animal/Humano se estrena como director de ficción.

En una época en la que existe tanto debate alrededor de lo que se denomina en España la Fiesta nacional, usted hace una película sobre ella. ¿Cree que es necesario explicarla y reivindicarla?
Yo precisaría que ni la explica ni la reivindica. Quizás por ser italiano nunca he sido aficionado a los toros ni he tenido ningún vínculo, pero me interesaba la idea de cómo había sobrevivido este mundo, que parece un reducto arqueológico, e intentar entender las escuelas taurinas y por qué muchos chicos quieren convertirse en toreros. Quería saber qué les movía. Me interesaba hacer lo que podríamos llamar la última tragedia griega, en el sentido de que hay dos seres conscientes que están condenados a enfrentarse. Lo trágico es que uno tiene que dar muerte a otro. 

¿Qué destacaría de este mundo actual, que según usted, está alejado del arte de la tauromaquia?
Estamos en un mundo con una mayor sensibilidad hacia los animales. Me parecía muy interesante hacerlo a través de la tauromaquia, de alguna forma una fotografía de un mundo que está cambiando.

Su mirada es muy respetuosa hacia el torero y el toro...
En todas mis películas intento respetar la dignidad de lo que abordo porque hay que hurgar lo que hay debajo de la superficie. A mí me interesa un arte que más que dar respuesta plantee preguntas. Abrir horizontes en vez de achicarlos. 

Cuando usted muestra en su película la escuela de tauromaquia habla del variopinto origen de los alumnos y de cómo es totalmente vocacional. Explíquelo.
La inspiración me vino hace 10 años cuando visité la Escuela de Tauromaquia de las Ventas del Batán (Madrid). Allí me dieron la oportunidad de asistir a las clases y hablar con los chavales que quieren ser toreros y sus motivos. Me impresionó lo que me dijo uno: «quiero ser un Dios». 

En la película se habla del miedo, un tema interesante siendo personas que se juegan la vida cada vez que salen al ruedo. ¿Cree que los toreros tienen un carácter especial? 
Torero y toro se asemejan en la separación de la madre y el miedo que sienten. El filósofo Heidegger decía que el miedo es una de siete emociones fundamentales y nos define. 

¿Cuándo han buscado mercados para estrenar esta película, dónde han mostrado más interés?
Está despertando mucho interés en Japón, China y Francia. Aunque España y Japón parecen dos países muy alejados culturalmente hay vínculos, no solo el exotismo, sino también la forma de entender el honor.